Hola

BIENVENIDOS A TOD@S A ESTE BLOG, ESPERO QUE DISFRUTÉIS LEYENDO LAS ADAPTACIONES DE CRÓNICAS VAMPÍRICAS.

COMO SABÉIS LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN Y LAS HISTORIAS QUE ADAPTARÉ TENDRÁN EL NOMBRE DE LA AUTORA AL FINAL DE CADA HISTORIA


GRACIAS

26 abril 2013

Una Noche Capitulo 11


Capítulo 11

LA sugerencia de Bonnie de contratar las agrupaciones de mujeres para servir la fiesta, resultó útil. Con un amplio presupuesto a su disposición, le presentaron un menú delicioso.

Elena insistió más en la calidad que en la cantidad y quedó feliz con lo que le propusieron.
Confiaba en que el buen clima persistiera y que sus invitados pudiesen salir al jardín. La labor realizada por los muchachos y algunas adiciones de última hora de plantas adquiridas en una casa especializada, a corta distancia del poblado, hicieron que el jardín luciera tan hermoso como la casa.


No quería reconocer que esa febril actividad la desarrollaba para mantener a Damon alejado de su mente. Desde que salió del hospital no había sabido de él, la respuesta clásica del hombre asustado, se dijo con amargura. El problema estaba en que colocó a Damon en un pedestal sin siquiera darse cuenta. Era muy respetado en la localidad y cometió el error de investirlo con todas las cualidades que solo un ser perfecto poseería.

El granjero se ofreció a casarse con ella en un acto caballeroso, y una vez que tuvo la oportunidad de analizar las consecuencias de su acción, recapacitó. ¿Cómo podía culparlo por no querer enfrentarse a la carga que ella y su hijo representaban, cuando fue ella misma quien luchó para evadir cualquier compromiso?

Era ilógico que estuviese tan herida por su rechazo... pero así era. Lo amaba. Hasta ese momento se daba cuenta de ello y se maravilló que se hubiera engañado durante tanto tiempo.
Las invitaciones para la fiesta de inauguración ya estaban enviadas y, por supuesto, incluyó a Bonnie y su esposo y a Anabelle Salvatore. Era tonto que estuviese tan excitada como una adolescente ante su primera cita con un chico, pensó al despertar la mañana de la fiesta. Dadas las circunstancias, era factible que Damon no se presentara.

Las dos asistentes participarían en el evento. Elena consideró que sería una buena forma de que empezaran a familiarizarse con el negocio y ver su reacción.

Además de algunos proveedores, invitó a uno o dos integrantes del personal de la televisora y a los representantes de los medios de información. La publicidad la ayudaría.
Las señoras integrantes de los grupos sociales acudieron desde temprano para hacerse cargo del servicio de alimentos y bebidas. En verdad eran muy eficientes y profesionales y así lo comentó Elena a una de ellas.

—Créame que disfrutamos mucho nuestra labor. Pocas veces tenemos la oportunidad de servir un evento en el que el costo no es el principal limitante. Se sorprendería al ver las maravillas que a veces tenemos que hacer con carne enlatada y emparedados.

Los primeros invitados se presentaron a las dos treinta de la tarde y para las tres treinta, la librería estaba llena a toda su capacidad, por lo que algunos tuvieron que salir al jardín.

El mural despertó gran interés y admiración. El fotógrafo del periódico local lamentó no poder imprimirlo en colores; otro reportero manifestó su interés en publicar una entrevista, con ella en el suplemento dominical.

—Será interesante señalar el cambio de una profesional en una estación televisora a propietaria de una librería. A muchos de nuestros lectores les gustan artículos de personas que “regresan a la vida sencilla” —señaló. Hablaron sobre el proyecto unos minutos y de pronto Elena observó que Bonnie y su esposo habían llegado. Con desaliento, vio que Anabelle los acompañaba. Eso significaba que Damon no asistiría, confirmando sus temores. Se despidió del periodista y fue a saludar a los recién llegados.

—Lamento que lleguemos tarde, pero William tuvo que atender una urgencia —se disculpó Bonnie.

—Damon también se disculpa —añadió la anciana— Están muy atareados en despejar uno de los médanos.
Excusa aceptable, pero Elena no se dejó engañar. De habérselo propuesto, Damon habría estado allí.

Al ver el mural, Anabelle externó su entusiasmo.

—Pienso mandar pintar uno parecido en la habitación del niño, más adelante —le informó Elena.

—Todo parece ir muy bien en esa dirección. Te ves radiante, por trillada que la frase parezca.

—Y usted también —dijo Elena—.Debo manifestar que quedé aterrorizada al verla tirada en el suelo, sin saber qué hacer.

—La situación me apena mucho. Todo fue por mi culpa y Damon empezó a actuar como gallina clueca. La señora J. no me pierde de vista y eso la tiene agotada. Pobre mujer; y ni qué decir lo que ello provoca en mi estado de ánimo. Me temo que estoy más preocupada por Damon que por mí —Bonnie y William se habían alejado y la anciana conversaba a solas con Elena— No sé qué ocurrió entre ustedes, querida, pero Damon actúa de modo muy extraño. Sé que ya he hablado contigo al respecto, pero si se trata de la granja.

—No... no es eso —Elena movió la cabeza con fuerza.

—Entonces, ¿de qué se trata? ¿No puedes decírmelo?

Durante un instante, Elena creyó que estallaría en llanto. Se comportaba como una niña, se reprochó.

—Sé que debes seguir sufriendo por tu esposo desaparecido —agregó Anabelle— pero...

—No, no es eso —repitió Elena sin poder contenerse— Anabelle, no puedo hablar de ello, pero, créame, no hay nada... No hay nada que anhele más que el tener el amor de Damon —admitió con valor— Es él quien abriga dudas —continuó. Tomó a Anabelle del brazo y suplicó — Por favor, no vaya a decirle que sostuvo esta charla. Me desagradaría mucho que piense que quiero presionarlo de alguna forma.

—No te preocupes. No le diré una sola palabra —le aseguró la mujer— En primer término, no tenía derecho alguno de hacerte una pregunta como esa y me conmueve el que me reveles cuáles son tus sentimientos. Sabes que he aprendido a quererte y no niego que me encantaría que fueras mi nuera. Me alegré cuando pensé que Damon se interesaba en ti y me preocupé después, cuando me percaté de que lo rechazabas. Pero si alguna vez necesitas a alguien con quién hablar, haciendo a un lado el hecho de que soy la madre de Damon, no vaciles en venir a mí, ¿lo harás? En ocasiones debes creer que tu familia está demasiado lejos. Considero que, puesto que ninguno de nosotros lo conoció, tendemos a olvidarnos de lo que pasaste al perder a tu marido.

Elena no podía soportar más. Se disculpó al ver que una antigua compañera de trabajo en la televisora se acercaba, con una copa de vino y un plato de bocadillos en las manos.

—La comida está fabulosa —comentó la amiga, ingiriendo un emparedado de salmón ahumado con avidez

— El lugar también es precioso, aunque para mí demasiado anticuado. Pero, ¿qué es eso que he escuchado de que eres viuda y que esperas un hijo? ¡Te guardaste muy bien las cosas mientras estuviste trabajando!

Para fortuna de Elena, la mujer no dio importancia a que nunca hubo un esposo, sino que ella sólo decidió guardarse la noticia.

—Así pasa... —comentó despreocupada y dejó escapar un suspiro de alivio cuando alguien más se acercó a ellas y cambiaron el tema de conversación.

Comprendió que se arriesgó mucho al invitar a personas que conocían su vida anterior, pero se sentía tan desgraciada al saberse enamorada de Damon, que no le dio importancia. Tan pronto se hubo liberado de sus amigas londinenses, se vio acorralada por April Young.

—Todo está maravilloso. Creo que pediré a las damas de la parroquia que usen la cocina del hotel para practicar sus nuevos platillos.

—No sería mala idea —aceptó Elena— Entiendo que siempre están buscando la forma de allegarse fondos para la restauración de la iglesia. El jardín del hotel es muy amplio y podrían servir almuerzos campestres los fines de semana.

— ¡Excelente idea! —entusiasmada, April se alejó.
Todos parecían divertirse, menos ella, pensó Elena con amargura. Hasta sus asistentes disfrutaban la reunión.

El peinado estilo punk de Susie lucía menos alborotado que de costumbre, y la timidez de Mary también había menguado.

Al dar las cinco, los invitados emprendieron la retirada. Bonnie, William y Anabelle fueron los últimos en despedirse y Elena tuvo el presentimiento de que Anabelle quería decirle algo.

No debí confiar en ella, se dijo Elena en son de reproche. Ahora se sentiría tensa y avergonzada ante ella.

—Debemos marcharnos —anunció William. — Tengo una cirugía programada para esta noche.
Las dos asistentes se quedaron para ayudarla a recoger las cosas. Las encargadas de la vajilla le indicaron que no se molestara en lavarla, pero, contando con la ayuda de Susie y de Mary, la limpiaron en la lavadora automática antes de entregarla. La mantelería pronto quedó lista para mandarla a la lavandería, y un poco más tarde, todo estaba en orden.

—Han hecho maravillas, chicas —abrió su escritorio y sacó dos sobres que ya tenía preparados— Dado que todavía no trabajaban para mí de forma oficial, aquí tienen una pequeña gratificación por su esfuerzo.

— ¿Va a pagarnos? —preguntó Mary con deleite— ¡No fue trabajo, sino una diversión!

—Sí, fue muy interesante —comentó Susie.

Cuando se marcharon, Elena quedó abrumada por la tensión y la soledad de la casa. Su inquietud la llevó al jardín. El invernadero todavía necesitaba una mano de pintura. Lo haría en ese momento, decidió; eso la ayudaría a no pensar en Damon. Hasta el último momento de la fiesta abrigó la esperanza de que llegara, que al fin se olvidara de su orgullo.

¿Sería esa su forma de decirle que no quería casarse con ella? Se preguntó de pronto, mientras subía los peldaños de una pequeña escalera, para empezar a pintar. ¿Qué ganaba con lamentarse? Eso no lo haría volver.

Con lágrimas en los ojos, pintaba, furiosa, uno de los costados del invernadero, cuando sintió un fuerte dolor en la espalda. Se enderezó, frotándose la parte adolorida, y la escalera se tambaleó. Antes de darse cuenta de lo que ocurría, unos fuertes brazos la arrancaron de la escalera.

— ¿Es que nunca vas a aprender? ¿Qué diablos hacías allá arriba? Entendía que querías tener el niño.

¡Damon!... ¡Damon llegó, después de todo! Estaba demasiado feliz para advertir la furia contenida en su voz, demasiado alegre para no hacer nada más que cerrar los ojos y acercarse más a él.

-—Elena... Mírame —reacia, abrió los ojos, sólo para ver la furia que había en su expresión — ¿Qué tratabas de hacer? —repitió él.

—No trataba de hacer nada —replicó ella. Su felicidad desapareció— Sólo pintaba.

— ¿Solo pintabas? —Elena advirtió que Damon temblaba de ira— Perdóname, pero entiendo que los médicos insistieron en que te cuidaras. ¿No los escuchaste, Elena? ¿O sólo se trata de que ya no quieres llevar a mi hijo en tu seno? —preguntó emocionado— ¿Quieres?

—No... —pálida, Elena se apartó de él. ¿Cómo podía pensar eso? La repulsión apareció en su rostro y Damon cambió su actitud.

—Perdóname —suplicó contrito—, pero al verte allí después de lo ocurrido.

Se habían separado y por mucho que Elena anhelaba volver a sus brazos, le faltó el valor para dar el primer paso. Se pasó la lengua por los labios resecos. ¿Por qué fue a verla? ¿Se habría decidido? ¿Le iría?

—Pensé que mi madre estaría aquí —le dijo él, destrozando sus esperanzas.

—Se fue hace media hora, con Bonnie y William.

—Oh. Me dijo que me esperaría, pero nos tardamos demasiado —frunció el ceño y Elena advirtió en él un cansancio que no había visto antes. Su ropa, a pesar de estar usada, estaba limpia. Supuso que se detuvo unos minutos en su casa, para ducharse. Eso la hizo desear acercarse a él. Cerró los ojos para evitar que las lágrimas es caparan, y se tambaleó. Damon la asió de los brazos de inmediato. — ¿Por qué cambiaste de opinión respecto a casarte conmigo, Elena?

La dureza de su voz la lastimó. Abrió los ojos y vio en los de él una mezcla de enojo y otras emociones complejas. Si no lo estuviese viendo hasta diría que su voz estaba llena de dolor, pensó con un estremecimiento.

— ¿Para qué quieres saberlo? De todos modos, ya no quieres casarte conmigo.

—Pero, al parecer tú si quieres hacerlo. ¿Por qué? Fuiste terminante al decir que no lo harías.

—Ya te dije por qué —Elena no podía soportar la situación. Si él seguía interrogándola, lastimándola, acabaría diciéndole la verdad... que lo amaba.

—Sí, si lo hiciste —respondió él con cinismo— ¿Pero me hablabas con la verdad? ¡Me has mentido tanto! —agregó con amargura— Tantas evasivas... Tanto engaño. Estaba muy equivocado respecto a ti, ¿no es así? Pensaba que te sentías culpable por hacer el amor conmigo... Por desearme... Tan pronto después de la muerte de tu esposo. Me volví loco haciéndote concesiones, Elena, diciéndome que necesitabas tiempo, que no debía apresurarte; pero tú sólo jugabas conmigo, ¿no es cierto?

Elena veía la furia en sus ojos; la veía crecer y se limitó a bajar la cabeza, sabiendo que no podía decir nada en su defensa.

— ¡Cielos, cómo debes haberte burlado de mi! ¡Cuánto habrás reído de mi compasión por tu dolor! —torció la boca con un gesto de amargura.

— ¡No! —el gritó salió de lo profundo de Elena—. No... No comprendes, ¡no fue nada de eso!

—Entonces, ¿qué diablos fue? —exigió él, sacudiéndola— Porque estoy enloqueciendo tratando de comprender qué es lo que te motiva. ¡Oh, Dios! —la soltó con una mueca de disgusto— ¿Qué diablos me estás haciendo? Me incitas a la violencia, ¿lo sabías? Si no me marcho ahora, no seré responsable de mis actos. Cuando pienso en lo que deliberadamente me hiciste pensar… compadecerte... ¡Dios mío!

La exclamación de Damon la dejó desolada. Por mucho que ella quisiera consolarlo, hacer renacer su fe en ella, Elena sabía que no podía decir nada.

Permaneció como una estatua, viéndolo partir, inconsciente del torrente de lágrimas que corrían por su rostro.

Eso era todo; no habría matrimonio, ni la felicidad eterna en la que compartirían sus vidas y su hijo. Dio gracias al cielo por lograr contenerse y no revelarle que lo amaba. Esa hubiera sido la humillación definitiva.

Regresó a la casa, agotada, débil y temblorosa. Ya en su dormitorio se estremeció, a pesar de no tener frío. Sólo los brazos de Damon podrían abrigarla y disipar el nudo helado en su garganta, sólo Damon sería capaz de darle luz y calor a su vida.



Próximamente En tus Brazos....

2 comentarios:

  1. es que este es el final? o abra segunda parte?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, siento responder tan tarde,la historia no termina aquí los enlaces del resto de historia aparecen en el lateral derecho de las historias terminadas.
      Solo tienes que buscar esta historia en el lateral y seleccionas el capitulo que quieres.

      Eliminar

Post Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...