Ellen POV
Dos días después de enterarme sobre mi viaje a
Egipto, decidí reunirme con mi hermano Dylan para contarle la noticia. Matt me
había hecho el favor de quedarse con los niños, por lo que solo estaríamos Dylan
y yo.
Cuando nos encontramos en la cafetería de Central
Park nos sentamos y nerviosa le conté lo que me dijo mi profesor de
arqueología. Para mi sorpresa Dylan lo aceptó y solo me pidió perdón por no
estar el día que nos fuésemos, ya que odiaba las despedidas.
Yo lo acepté y con todo resuelto, pasó el tiempo, el
día de nuestra marcha a Egipto sería en unas horas…Matt ya estaba con nosotros
en el aeropuerto, Phoebe también nos acompañaba, ya que quería despedirse de
nosotros en persona. Dylan se marchó a San Francisco para visitar a nuestros
padres y también a los Canterville, que habían aceptado mi marcha con tristeza,
por tener que pasar cerca de cinco años separados.
Les pedí a todos que nos visitasen para las fiestas
y todos aceptaron encantados, asique solo estaríamos separados unos meses…
-Ellen tener cuidado ¿vale?-me dijo Matt-
-No te preocupes, estaremos bien, quien me preocupa
eres tú-dije-
-Yo estaré bien si vosotros lo estáis-dijo riendo-
-Vale, te echaré de menos, no tardes en
visitarnos-lo abracé-
Después de Matt, Phoebe se acercó a nosotros para
despedirse.
-Ellen, espero que todo os valla bien, os vamos a
extrañar muchísimo-dijo Phoebe abrazándome-
-Y yo a vosotros, Phoebe ¿puede pedirte un
favor?-pregunté-
-Claro
-Cuida de mi hermano, ya sé que se hace el fuerte
pero es como un niño pequeño, no nos hemos separado el uno del otro desde lo de
mis padres y temo que haga alguna tontería-dije-
-Ellen, ¿cuándo no hace tonterías tu hermano?, no te
preocupes, cuidaré de él-dijo en broma-
-Gracias por ser así, Dylan ha sufrido mucho estos
años y me alegro que te encontrase a ti,
ahora lo veo feliz.
-Gracias, tú también mereces ser feliz, buen
viaje-dijo abrazándonos-
-Adiós chicos-dije tomando de las manos a Drew y a
Alex-
El vuelo lo pasamos realmente tranquilo, aunque al
ser un viaje tan largo Drew y Alex no paraban de moverse, algo normal en niños
de cinco años que nunca habían hecho un viaje tan largo en avión.
Después de 16 horas de viaje llegamos a Abu Simbel,
Drew y Alex estaban agotados de tantos vuelos, pero seguro les encantaría este
lugar, una vez cogidas las maletas fuimos a la salida del aeropuerto, donde nos
esperaba según dijo Alistair, Benjamin, mi compañero de trabajo.
Nada más salir, un chico joven de ojos verdes y piel
tostada, se acercó a nosotros y se presentó como mi compañero, montamos en su
coche y de allí, nos llevó a la que sería nuestra casa durante los próximos
cinco años.
Nada más terminar de ver nuestra casa, los chicos
salieron a la terraza a jugar, mientras yo colocaba nuestras cosas en su sitio.
La casa tenía solo una planta, pero era lo
suficientemente amplia para cuando todos viniesen de visita, además teníamos
piscina con vistas al río y a algunos restos arqueológicos, que estaba deseando
ver. La casa además de piscina, tenía 2 dormitorios, 3 cuartos de baño, 4
cuartos sin amueblar, comedor, cocina americana, salón, 3WC independientes y
mucho más espacio libre. La casa no tenía lujos como solíamos tener en casa,
pero al menos teníamos un lugar donde vivir.
-Mamá, ¿dónde vamos a dormir nosotros?-preguntó
Alex-
-Pues la verdad es que tenemos que comprar vuestra
habitación y la mía, ya que las camas de aquí no están muy bien-contesté-
Llamé a Benjamin y en una hora fue a recogernos,
para ir a comprar camas nuevas, y comida. Después de tener las camas, juntos
fuimos a los grandes bazares que habitaban las calles, lugares dónde los
ladrones de tumbas solían vender reliquias de la arqueología de Egipto.
Cuando terminamos de comprar, volvimos a casa y
ahora sí descansamos por el resto del día, después de comer algo llamé a Dylan,
Matt y a los demás para contarles como había sido el viaje y como era nuestra
casa. Mi hermano dijo que estaba deseando que llegasen las fiestas para venir a
conocer esto, y ante eso no pude evitar reír, me dijo que había visitado a
nuestros padres y supongo que por eso lo notaba raro al teléfono.
-Dylan, ¿estás bien?-pregunté-
-Sí, tranquila, solo que es la primera vez que
pasaré la noche solo en casa de nuestros padres, desde que murieron-contestó-
-Seguro ¿qué es eso?
-Sí tranquila, y bueno creo que mejor te dejo,
quiero que descanses, el día a tenido que ser muy largo para vosotros.
-Sí lo ha sido, no te preocupes por los niños llevan
un rato durmiendo, cuídate Dylan y si ocurre algo no dudes en avisarme, adiós.
-Adiós.
Cuando al fin conseguí dormirme, eran cerca de las
tres de la mañana, menos mal que no empezaba a trabajar hasta la próxima
semana, sino estaría agotada. Mañana según me dijo Benjamin iríamos a hacer
turismo por los restos arqueológicos de aquí, y ya pasado mañana visitaríamos
el Nilo, Keops, Kefrén y Micerino y por la tarde visitaríamos el Valle de los
Reyes y la que iba a ser la escuela de Drew y Alex.
Menos mal que de aquí a Luxor, que es donde
trabajaría, solo había una distancia de dos horas en coche y el colegio desde
mi trabajo, estaba a media hora de distancia.
A las diez llegó Benjamin a por nosotros, para
empezar nuestra visita turística, empezando por el obelisco inacabado de Asuán,
seguido por su presa, el museo de Nubia, los jardines de la Fira. Después de
parar a comer cruzamos a la otra orilla y visitamos el Mausoleo de Aga Khan y
la tumba de la Princesa, después visitamos la Isla Elefantina dónde vimos el
museo de Asuán y el Templo de Knum.
Después de ese largo día echando fotos y viendo
monumentos, volvimos a casa.
Y al fin el gran día llegó, hoy empezaba a trabajar
en el Valle de los Reyes y Drew y Alex, empezaban la escuela, asique Benjamin
nos recogió temprano y salimos hacia
Luxor.
Una vez los niños en la escuela, nos fuimos al
trabajo, nada más llegar, vimos como las pequeñas carpas ocupaban gran parte de
una zona, para poder proteger las piezas y a nosotros del fuerte Astro Rey.
Al hacer tanto calor aquí, todos íbamos con camisetas
de manga corta o de tirantes, pantalones largos o piratas ligeros, botas y
sombreros. El agua embotellada no podía faltar y después de organizar todo lo
que necesitaríamos, empezamos con nuestro trabajo, por eso ahora tanto Benjamin
como yo, nos dirigíamos dentro de las tumbas más importantes de Egipto para
hacer fotos y tomar muestras de las pinturas de las tumbas…las cuales se
estaban empezando a estropear, debido al cambio de aire a cuando estaban
selladas.
Mi trabajo consistía en fotografiar todo y después
apuntar en mi libreta los jeroglíficos que estaban más dañados para después
intentar restaurarlos o traducirlos, que era el trabajo de Benjamín.
Según me contó Benjamin a la hora de la comida, no
quedaban muchas trampas en esas tumbas debido a los saqueadores que las habían
activado, hacía muchos años. Pero también dijo que tenía que tener cuidado con
serpientes y escorpiones que muchas veces entraban en ellas. Después de comer
volvimos al trabajo, dónde esta vez tuve que limpiar con brocha y otros
materiales, restos de vasijas y otras cerámicas que habían en uno de los
pasillos menos transitados de las tumbas, pasillos que estudiaríamos en los
próximos meses.
A las cinco de la tarde terminamos nuestro trabajo
en el Valle y nos dirigimos a la universidad, a estudiar nuestro trabajo, a las
siete concluimos y al fin pude ir a recoger a mis hijos de la escuela.
Seguramente todas estas horas separados, sería lo que peor llevaría, una vez
que Drew y Alex, ya estaban en sus asientos partimos hacia nuestra acogedora
casa.
Nada más llegar preparé la merienda a los chicos y
de allí me fui a la ducha, ya limpia de arena y sudor, me senté con mis hijos y
les pregunté por su primer día de clase.
-¿Qué tal en la escuela chicos?-dije comiendo un
helado-
-Aburrido, hablan raro y no nos enteramos de lo que
dicen-contestaron los dos-
-Lo sé, yo tampoco entiendo lo que me dicen, pero
tenemos que aprender, vamos a estar aquí cinco años-dije abrazándolos-
-Pero mamá, ¿y si se nos olvida hablar en nuestro
idioma?-preguntó Drew-
-No se os olvidará, porque cuando lleguemos aquí
hablaremos inglés en cada momento, además los abuelos y los tíos, seguro llaman
seguido para ver, cómo nos van las cosas aquí.
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