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BIENVENIDOS A TOD@S A ESTE BLOG, ESPERO QUE DISFRUTÉIS LEYENDO LAS ADAPTACIONES DE CRÓNICAS VAMPÍRICAS.

COMO SABÉIS LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN Y LAS HISTORIAS QUE ADAPTARÉ TENDRÁN EL NOMBRE DE LA AUTORA AL FINAL DE CADA HISTORIA


GRACIAS

20 octubre 2012

Doble Traición Capitulo 16


Tiempo después el susurro de alguien a mi lado me despertó, dejando a mi vista a mi hermano hablando con Esme.
-Ellen cariño ¿cómo estás?-preguntó Esme-

-Esme…-¿Dylan le habría dicho sobre el embarazo? , pensé-

-Lo siento tanto-dijo abrazándome-


En ese momento no pude evitar abrazarla y llorar, por todo lo ocurrido otra vez, por el rabillo del ojo vi como Dylan cerraba la puerta de la habitación, dejándonos solas, lo que no sabía, si eso sería algo bueno o malo, ya que si le había dicho algo…

-Está hablando por teléfono-contestó acariciándome la cara, cuando vio que miraba la puerta- ¿cómo estás?, ya me dijo Dylan, que pasaste la noche en el hospital.

-Bien.

-Debes de cuidarte Ellen, la anemia que tienes, se puede agravar si no comes bien-dijo con una pequeña sonrisa-

Menos mal, que no le contó-pensé-

-Lo haré no te preocupes Esme-dije algo más tranquila-

Minutos después, Dylan entró en la habitación algo serio.

-Buenas tardes, Ellen toma, tienes que tomarte las pastillas y comer algo.

Yo solo asentí.

-Esme… gracias por encargarte de todo lo de mis padres-dijo mirándola-

-Es lo menos que puedo hacer, mientras Ellen come, voy a prepararte algo a ti también, seguro no has comido nada.

-Gracias Esme-contestó mi hermano-

Cuando Esme salió, me relajé bastante.

-Gracias por no contarle…-dije tocando mi vientre-

-Ellen no es momento para eso, sé que cuando estés preparada le dirás, decidas lo que decidas, yo estaré contigo-dijo abrazándome-

Yo solo asentí.
Empecé a comer el sándwich de pollo que subió Dylan y después me tomé las pastillas. Mientras comía no podía dejar de mirar cada parte de la habitación de nuestros padres, el armario estaba entornado, por él se veía el vestido favorito de mi madre, a la izquierda del armario había una pequeña cómoda, dónde mamá guardaba sus sábanas cosidas a mano y el ajuar que mi abuela Marie hizo para mí hace muchos años, a mi derecha estaba la ventana y delante de esta había un pequeño escritorio, donde papá y mamá hacían sus papeles y todo lo referido a sus trabajos. Junto a la puerta, había un pequeño tocador donde mamá tenía sus perfumes y peines, delante de él, había un pequeño taburete, dónde ella cuando yo era pequeña me peinaba, mientras me contaba las travesuras que hacía con sus amigas.

Cuando miré a Dylan, él seguía en silencio mirando como a fuera llovía a cántaros. Para romper el silenció le pregunté por la llamada de teléfono que hicieron cuando llegamos.

-Dylan, ¿quién llamó?-dije poniéndome a su lado-

-¿Recuerdas a Paige y Chaise, los amigos de nuestros padres?-dijo mirándome a los ojos-

-Sí, ¿qué pasa con ellos?-pregunté extrañada-

-Ya sabes que ellos y nuestros padres, eran como hermanos-yo asentí-quieren que nos vayamos a vivir con ellos a Alaska-dijo mirándome-

-¿Y qué les contestaste?-pregunté-

-Que debía hablar contigo primero, y si después decidíamos irnos…que tendríamos que hablar en la universidad y en el instituto para trasladarnos.

-¿Perderás el año de universidad?-pregunté-

-No, aún no he empezado siquiera las clases, seguro puedo trasladarme.

-No quiero que dejes la universidad ahora-dije-

-No la voy a dejar, solo que cogeré menos asignaturas para buscar un trabajo-dijo-

-Dylan si quieres…puedes hacer este año en Foster City, yo me marcharé con Paige y Chaise a Alaska, y cuando termines este año te vienes con nosotros.

-Ellen, quiero estar contigo durante tu….-se calló al oír la puerta abrirse-

-Chicos siento interrumpiros, pero hay un hombre llamado Biagio, que dice ser el abogado de vuestros padres-dijo Esme-

-¿Qué quiere?-preguntó mi hermano-

-Seguramente hablaros del testamento de vuestros padres-contestó Esme-

-Bien, gracias Esme, ya bajamos.

Cuando Esme salió de la habitación Dylan la siguió hasta la puerta de la habitación de mis padres, yo los seguí de cerca observando cada detalle de la habitación, marcharnos era lo mejor, asique quería guardar en mi memoria cada detalle de este lugar, ya que seguramente no volvería aquí en mucho tiempo.
Cuando llegué a la puerta me giré por última vez  para verla y dando un suspiro, cerré la habitación de mis padres. Dylan me esperaba en las escaleras, miró a la puerta cerrada de la habitación y después a mí, tendió su mano hacia mí, y juntos bajamos a enfrentarnos a esta nueva etapa de nuestra vida.
Cuando llegamos al salón, allí nos esperaba un hombre rubio con ojos marrones de unos 40 años más o menos.

-Buenas tardes-saludamos-

-Buenas tardes chicos-saludó dándonos la mano-

-Mi nombre es Biagio Simon, soy el abogado de vuestros padres, siento su pérdida-dijo-

-Gracias.

-Bueno, estoy aquí para leer el testamento de vuestros padres, asique comencemos.
“Nosotros Bruce y Scarlet Sweeney dejamos nuestras empresas a nuestros hijos Dylan e Ellen Marie Sweeney, nuestra casa de San Francisco a nuestra hija Ellen, el dúplex de Nueva York a nuestro hijo Dylan, las acciones de ambas empresas serán iguales para ambos, en el caso de que alguno de los dos sea menor de edad, queremos que estén con nuestro hermano Chaise y su esposa, hasta que ambos sean mayores de edad.
Todos nuestros ahorros y dinero de los seguros se repartirán de igual forma entre los dos, el Jeep es oficialmente, de mi hijo Dylan y si en un futuro tengo nietos…. Ellos heredarán parte de las acciones de las empresas y el pago total de todos sus estudios en las mejores escuelas y universidades del país.
Como regalo de cumpleaños por mayoría de edad a nuestra hija Ellen, le dejamos a elegir entre una casa unifamiliar de lujo o un dúplex de lujo en los Ángeles.
Así mismo, mi hijo Dylan manejará el dinero y pertenencias de nuestra hija Ellen, hasta que esta cumpla su mayoría de edad.
Firmado: Bruce y Scarlet Sweeney.”

Yo me quedé sorprendida, ya que no sabía que nuestros padres tuviesen tantas viviendas.

-Se me olvidaba, ya llamé  a los señores Bears para decirles lo que los señores Sweeney querían.

-Sí ya hablé con Chaise por teléfono-contestó mi hermano-

-Perfecto, entonces empezaré con el papeleo para el cambio de nombre de los propietarios y cuando tenga todo listo, me pongo en contacto con vosotros.
-Gracias por todo Biagio-dijo mi hermano con un apretón de manos-

Dylan lo acompañó a la puerta mientras yo volvía al sillón, antes de sentarme, fui a la ventana y allí vi el coche de él, lo que me tensó. Asique cogí la cortina y la corrí para que no me viese.
-Ellen cariño, tengo que irme ya, despídeme de Dylan, si quieres le digo a Peter y Alia que después de dejarme en casa, vengan a haceros compañía-dijo poniéndose la chaqueta-

-No hace falta Esme-contestó mi hermano serio, seguro los vio- te están esperando en el coche.

Cuando Esme se fue, no pude evitar preguntarle.

-¿Los viste?-pregunté con lágrimas en los ojos-

-Sí, bueno, hablando sobre el testamento, ya sabes que Chaise y Paige sabían de esto…

-Me marcharé con ellos después del funeral, terminaré este año en Alaska y cuando nazcan los bebés estudiaré mi carrera a distancia, no te preocupes, estaré bien con ellos, tú solo preocúpate de aprobar todo este año, ya no hace falta que busques un trabajo, con lo que dicen nuestros padres en el testamento.-dije cortándole-

-Sé que tienes razón Ellen, pero no quiero estar tan lejos de ti en estos momentos, además quiero malcriar a mis sobrinas-dijo tocando mi vientre-¿irás al ginecólogo antes de marcharte?

-No, ya sabes cómo es la gente, si alguien me ve allí empezarán a hablar y eso puede llegar a oídos de los Canterville-dije con dolor-Dylan… he decidido que no quiero decírselo, al menos no ahora, eso no quiere decir que no les vaya a decir nunca nada, solo…. No sé, tal vez cuando los niños sean más grandes o cuando nazcan se lo cuente, al menos a Justin y Esme.

-Está bien Ellen, a mí no me gustaría que me hiciesen eso si estuviese en tu lugar, pero lo entiendo-dijo abrazándome- mañana iré a hablar con el director de tu instituto para el cambio.

-Gracias-dije besando su mejilla-y Dylan

-¿Sí?

-Te quiero

-Yo también te quiero enana, por cierto quiero que me avises cuando vayas al ginecólogo para ir contigo, asique intenta que todas caigan en viernes-dijo haciendo pucheros-

-Lo haré, aunque te extrañaré en la primera.

-Puedo ir…

-Dylan vas a empezar ahora la universidad, no vas a empezar faltando ya.

-Vale, pero no pienso faltar a las próximas.

La cara que puso era tan graciosa que no pude evitar abrazarlo y reír.

-Entendido, luego quiero que me des tu correo para mandarte una copia de las ecografías-dije riéndome-

-Claro, te daré la dirección que me den en la University of California Berkeley -me dijo-

-¿Vas a dejar la universidad de Stanford?


-Sí, anoche después de pensarlo mucho, decidí cambiar de universidad, no sé si podría aguantar verlo sin golpearlo-dijo refiriéndose a él-

-Entiendo

Me levanté del sillón, entré a la cocina para prepararnos algo de cenar, asique abrí el frigorífico para buscar lo que necesitaba, y fue en la puerta de este donde vi la nota que nos dejaron nuestros padres antes de irse, la cual no habíamos leído en estos días.
“Dylan quiero que cuides a tu hermana, algo me dice que sé lo que le pasa, y bueno no quiero que le pase nada malo, eres el mayor y tienes que ser responsable, si tu hermana sigue estando mal, quiero que le des unas pastillas que compré el otro día, están en el armarito de mi cuarto de baño, aliméntala bien y seguro se sentirá mejor. Si no mejora, quiero que me llames inmediatamente.
Ellen cielo, siempre me preocupó tu relación con Peter en este sentido, se os ve tan enamorados, pase lo que pase, quiero que sepas, que tanto tu padre como yo te apoyaremos.

Os queremos chicos, nos vemos el viernes”

Cuando terminé de leer la nota, no pude evitar llorar otra vez, ella lo sabía, sabía que podía estar embarazada…pensé apoyándome en el frigorífico.
Al menos sabía que ellos estarían conmigo pasase lo que pasase, y espero que estén donde estén me ayuden con todo lo que me espera.
Me limpié las lágrimas, me levanté del suelo y calenté la última comida que dejó mamá hecha para nosotros, una sabrosa sopa de pescado, y encima ensalada con pollo y nata.
Cuando la comida estaba caliente fui al salón, le puse a Dylan sus platos en la mesa del salón y en silencio cenamos. Yo no podía evitar dejar de mirar cada foto que había a nuestro alrededor, sobre todo cuatro de ellas, la foto de mis padres de casados, la de mi madre saliendo del hospital con Dylan en brazos, la de papá conmigo de bebé saliendo del hospital con mamá enfurruñada a sus espaldas con Dylan de la mano, y por último la foto que nos hicimos en el pasado cumpleaños de papá, los cuatro junto al río Mississippi. Me traían tantos recuerdos.

-Ellen, deberías irte a la cama, ya es muy tarde, y mañana tenemos que madrugar-dijo mi hermano llevándose los platos-

-Tienes razón….Dylan….

-¿Sí?

-¿Puedo dormir contigo?-dije aguantando las lágrimas-

-Claro hermanita, ve subiendo, limpio esto y estoy contigo.

Subí las escaleras, dirección a la habitación de mis padres, cogí una camisa de papá y el relicario de mamá, entré a su baño para ver qué tipo de pastillas había comprado mamá y al verlas, confirmé mis sospechas, ella lo sabía.

Me quité mi ropa, me puse la camisa de papá, me abroché al cuello el relicario de mamá, y al salir del baño vi a Dylan acostado en la cama de nuestros padres.

-Si quieres, podemos dormir aquí esta noche, ya que será nuestra última noche juntos, aquí y en mucho tiempo-explicó Dylan-

-Gracias-dije dirección a la cama-

Abrió la colcha del lado de la cama, y me acurruqué a su lado.

-Que descanses-nos dijimos abrazados, antes de caer al mundo de los sueños-

Cuando al día siguiente desperté, la cabeza me dolía horrores, seguramente por todas las emociones del día anterior, Dylan ya no estaba  en la cama y abajo se escuchaba mucho ruido, asique despacio me levanté de la cama, al mirar por la ventana vi que el día estaba oscuro, pronto empezaría a llover, solo esperaba que el tiempo aguantase para poder despedirnos de nuestros padres.
Me puse el tipo de ropa que en estas ocasiones se debe poner y bajé a la planta de abajo en busca de mi hermano.

Lo encontré en la cocina vestido casi al completo de negro, tenía ojeras al igual que yo, y miraba por la ventana con una taza de café en la mano de forma distraída. A las diez llegó un coche para llevarnos a la pequeña iglesia de San Francisco, nos adentramos en él en silencio, mirando hacia el bosque llegamos al fin a la iglesia. El resto de sucesos para mí fueron una neblina, después de ver los ataúdes donde descansarían mis padres para siempre, después de eso de lo único que me di cuenta, fue de la tierra hundiéndose bajo mis pies del cementerio debido a la tormenta que caía desde hacía no sé cuánto tiempo.
Mi hermano me guió por el cementerio hasta el lugar donde descansarían nuestros padres para siempre, cuando los féretros, empezaron a bajar a su eterno descanso, miré a mi alrededor con las lágrimas abandonando mis ojos, a mi derecha estaban los señores Bears, junto a mi hermano estaban Esme y Justin, a mi izquierda estaba mi hermano agarrando mi mano, al lado de los Bears, estaban Jonathan y Sam y al final de ellos, vi a ellos mirándonos a mi hermano y a mí, moví la cabeza para no verlos y abracé a mi hermano por la cintura.

-¿Ellen, estás bien?-susurró contra mi pelo-

-Solo quiero salir de aquí-dije contra su pecho-

-Se lo diré a Paige para que os vayáis ya-me dijo-

-No, debo estar aquí hasta el final por ellos.

-Ellen, estoy seguro de que ellos no querrían que estuvieses así, vete con los Bears a casa y descansa, después de tomar algo, nos vemos allí antes de que nos vayamos al aeropuerto.

-Vale-dije acercándome a los féretros de mis padres y dejando sobre estos dos rosas, una roja y la otra blanca-os quiero.

Después de despedirme de ellos, salí del cementerio junto a los Bears, junto a su coche estaban Jonathan y Sam, por lo que no pude evitar correr a abrazarme a ellos.

-Lo sentimos pequeña-dijeron abrazándome los dos a la vez-

-Gracias por estar aquí-dije secándome las lágrimas-os echaré de menos chicos.

-Y nosotros a ti, promete que seguiremos en contacto-dijo Sam-


-Lo intentaré, hay si no recuerdo mal 1 hora de diferencia entre Alaska y San Francisco…pero no os preocupéis tendréis noticias mías, además, podríais venir a visitarnos algún día-contesté-

-Lo haremos-contestó esta vez Jonathan-

-Os quiero chicos, cuidaros-dije subiendo al coche junto a los Bears-

Como me dijo Dylan al llegar a casa me puse cómoda, comí algo e intenté descansar, antes de que se me olvidase algo importante aquí, decidí revisar la maleta por si me faltaba algo, al ver que estaba todo, entré por última vez a la habitación de mis padres y cogí una foto de ellos dos con Dylan y conmigo de pequeños, para sentirlos cerca, cogí todas las joyas de mi madre y las guardé en mi bolso de mano, el relicario lo volví a abrochar a mi cuello y por último cogí mi nuevo pijama, la camisa de mi padre.
Después bajé de nuevo al salón con la maleta en la mano y así esperé a que mi hermano llegara.

Media hora después Dylan llegó a casa mojado por el diluvio que había fuera, se quitó los zapatos y el chaquetón, y se acercó hasta donde yo estaba.

-¿Has descansado?-preguntó sentándose a mi lado-

-Sí, he logrado dormir un poco.

-Eso está muy bien, voy a decirles a tía Paige y tío Chaise….

-Gracias-dije avergonzada-

-De nada.

Se levantó de mi lado y fue hacia la cocina, donde los Bears estaban hablando tranquilamente, yo lo seguí.

-Tía Paige, tío Chaise, antes de salir dirección al aeropuerto, debéis saber que…Ellen está embarazada por partida doble, y bueno si es mucho para vosotros…no tengo problema porque se quede conmigo-dijo mi hermano abrazándome-

-Hijo esas son buenas noticias, dos personas importantes se han ido, pero otras dos vienen en camino, Dylan no te preocupes por ellos, nosotros los cuidaremos, tú solo céntrate en la universidad y ven a visitarlos cuando quieras-contestó Chaise-

-Gracias por todo, vamos os acompaño al aeropuerto.
Nos montamos en el coche alquilado de mis tíos, y así mirando los bosques y los lugares donde  pasé mi infancia, dejé San Francisco con la única cosa en mente de que ahora dos personitas dependen de mí.





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