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BIENVENIDOS A TOD@S A ESTE BLOG, ESPERO QUE DISFRUTÉIS LEYENDO LAS ADAPTACIONES DE CRÓNICAS VAMPÍRICAS.

COMO SABÉIS LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN Y LAS HISTORIAS QUE ADAPTARÉ TENDRÁN EL NOMBRE DE LA AUTORA AL FINAL DE CADA HISTORIA


GRACIAS

21 diciembre 2012

Doble Traición Capitulo 34


Desde entonces los días fueron muy parecidos, los cuatro pasábamos la mayor parte de los fines de semana en la calle y por las noches, Matt y yo nos perdíamos en el mundo del placer.
Menos mal que Matt pidió sus días en el trabajo por asuntos familiares y las próximas dos semanas estaría aquí con nosotros, coincidiendo su vuelta a casa con mis vacaciones de verano, en las que ya habíamos decidido que viajaríamos a San Francisco.

Y así llegó Julio, las maletas ya estaban preparadas para mañana coger nuestro vuelo dirección a Nueva York y los niños, ya habían guardado los juguetes que se querían llevar al viaje, asique solo faltaba esperar unas horas para comenzar nuestro viaje.
En la madrugada del día 14 de Julio, nos levantamos, nos duchamos y tomamos algo para salir dirección al aeropuerto, el avión salía a las 7:30 de la mañana asique íbamos con tiempo de sobra.


Capitulos 1º Final

Matt POV
 Cuando hace casi un mes Ellen me llamó llorando pensé lo peor, que a Drew y Alex les había ocurrido algo, pero cuando me contó lo ocurrido, la intenté tranquilizar y pedí el primer vuelo hasta Egipto, además de cita en la embajada para casarnos nada más aterrizar.

Y ahora estaba de nuevo en un avión dirección a Washington y de allí a San Francisco, donde Ellen se enfrentaría al fin a Peter y cerraría, esperaba, esa parte de su vida para seguir conmigo y los chicos como una familia.

A las diez de la noche, al fin el avión aterrizo en suelo americano, cuando salimos de la terminal, Dylan y Phoebe, nos esperaban impacientes, para ir a San Francisco.

Ellen nada más ver a su hermano se lanzó a sus brazos riéndose, mientras Drew y Alex se carcajeaban de ver a su madre así, antes de salir corriendo en su dirección.

Una vez las maletas guardadas en el Jeep de Dylan, partimos rumbo a San Francisco.

Ellen no dejaba de contar emocionada, sobre lo increíble que había sido para ella escavar en las ruinas de Egipto, al igual que se dio cuenta allí, que lo que más le fascinaba era transcribir los jeroglíficos, que tenía que descifrar junto al resto del equipo.

Con esas conversaciones y con la demostración de Drew y Alex de palabras que habían aprendido en ese extraño idioma, como decían ellos, llegamos a la que fue la casa de Ellen.

-Bueno ya hemos llegado-dijo Dylan al pasar el cartel de bienvenida-

Ellen ante esas palabras se tensó y miró por la ventana hacia los árboles en silencio.

-Mira Drew estamos en la casa de los alienígenas-dijo emocionado Alex-

Ante esas palabras ninguno de los que estábamos en el coche pudimos evitar sonreír.

-Eso fue lo mismo que dijimos Ellen y yo, cuando éramos pequeños-dijo Dylan-

-¿Falta mucho para llegar tío Dylan?-preguntó Drew-

-No, solo tenemos que cruzar esa calle, girar a la derecha y ya estaremos en casa-contestó-

-Ellen, despierta ya estamos en San Francisco-susurré en su oído al verla dormida-

-Un poco más-dijo abrazándome a la vez que respiraba en mi cuello-

-Ellen, vamos-dije aguantando la respiración, por las sensaciones que eso me provocaba-

Cuando al fin Dylan paró, Ellen abrió los ojos y miró hacia la casa de sus padres.

-Recuerda que estoy contigo-dije abrazándola-

-Lo sé-contestó-

Una vez bajamos del Jeep, cogimos las maletas y entramos a la casa.

Ellen, solo miraba cada lugar con intensidad, en silencio entró al salón y miró hacia el sillón, después cerró los ojos y sin darse cuenta, las lágrimas abandonaron sus ojos.

-¿Estás bien?-susurré-

-Solo recordé las veces que mi padre ha estado aquí sentado viendo televisión y la última vez que estuve en este mismo lugar-contestó suspirando-

-Os enseñaré vuestra habitación-interrumpió Dylan-

-Claro-contestó Ellen más animada-

Subimos las escaleras, paramos en la primera puerta, la cual fue la habitación de Ellen y ahora la utilizarían los niños, y después paramos en otra que hizo que Ellen se tensase, reacción que me indicó que era la habitación de sus padres.

-Pensé que querrías estar en esta habitación, Phoebe la ha limpiado y recogido para vosotros-contestó Dylan preocupado-

-Va…vale-contestó antes de entrar en la habitación-

Su reacción nada más entrar, fue tumbarse en la cama y abrazar la almohada, acción que me hizo tener un nudo en la garganta. Para saber si se encontraba bien, me senté junto a ella, tomé su mano para tranquilizarla y para que supiese que estaba con ella.

-Os dejamos solos-susurró Dylan a mis espaldas-

-Gracias-contesté-

Después de marcharse Dylan de la habitación, Ellen se giró y me abrazó en silencio.

-Gracias por estar conmigo, te quiero.

-Yo también te quiero Ellen.

-Matt, te importaría acompañarme mañana  a casa de Esme y Justin, quiero hablar con ellos sobre los niños y Peter.

-Por supuesto que te acompañaré, date un baño relajante, mientras yo aviso a Dylan.

Por la mañana temprano, empezamos nuestra salida, fui al patio para jugar con Drew y Alex. Mientras jugábamos al escondite, imaginé como sería cuando Ellen y yo tuviésemos a nuestro bebé.

Aún no le habíamos dicho nada a nadie, ya que no estábamos del todo seguros, por eso después de visitar a Esme y a Justin iríamos al hospital para que le hiciesen a Ellen una prueba y sacarnos de dudas. No sé lo que ella estaría sintiendo en esos momentos, pero yo desde que me contó sus sospechas, no he podido eliminar la sonrisa de mi cara.

A las diez Ellen salió a mi encuentro al jardín.

-¿Lista amor?-pregunté-

-Sí, solo me despido de Drew y Alex y nos vamos-contestó algo nerviosa-

Una vez todo listo, nos subimos al coche para ya sí, ir a casa de los Canterville.

Ellen, me fue indicando el camino a casa de Esme y Justin, a la vez que el miedo empezaba a llenar mi cuerpo, ya que si todo salía bien Drew y Alex conocerían a su padre cosa que me alegraba, pero que también me tenía ansioso por el puesto que yo ocuparía desde ese momento.

El tema de Ellen con Peter también me preocupaba, no quería que Ellen sufriese lo más mínimo y ambos nos prometimos hace tiempo que estaríamos siempre juntos,  ya que según nos confesamos en nuestra larga noche de bodas, ambos nos estábamos empezando a enamorar el uno del otro. Noticia que ya sospechábamos desde un par de meses antes de lo ocurrido con los niños.

Quince minutos después de salir de San Francisco, llegamos a una gran mansión rodeada del inmenso bosque. Esta estaba compuesta por un gran porche con una mecedora antigua y a su izquierda varias sillas con una pequeña mesa, donde seguramente Esme tomaba el té, el porche estaba a cubierto de la lluvia ya que sobre él empezaba la segunda planta. Al lado de la inmensa casa había un cobertizo el cual habían arreglado como aparcamiento.

Una vez aparcado el coche, nos bajamos de este y fuimos dirección a la puerta principal formada por una cristalera.

Al parar delante de la puerta, Ellen respiró hondo y llamó al timbre. Unos pequeños pasos apresurados, nos indicaron que era Esme.


-¿Ellen, Matt?-preguntó impresionada-

-Hola Esme-contestó Ellen-

-Pero, ¿no deberías de estar en Egipto?-contestó asombrada-

-Si, pero decidimos venir nosotros estas vacaciones y aprovechar  e ir a ver a mis tíos a Juneau, según me dijo mi prima, mi tía Paige está enferma.

-Me alegra mucho saber que pasaréis aquí las vacaciones, siento lo de Paige y espero que pronto mejore. Pero ¿dónde están Drew y Alex?

-Están con Dylan y Phoebe, no quería que estuviesen aquí, cuando hablásemos, de lo que venimos a deciros a ti y a Justin-contestó Ellen-

-¿Ocurre algo malo?-dijo invitándonos a entrar-

-No, solo que creo, que ha llegado el momento de que mis hijos y Peter se conozcan. Por eso quiero que te pongas en contacto con él, para así quedar y hablar.

-Eso tiene fácil solución, no te dije nada, pero Peter regresó de Francia hace cuatro meses, ahora está dando una vuelta por el pueblo. Si quieres puedes esperarlo no tardará en llegar.

-En realidad, Matt y yo habíamos pensado en invitaros a todos mañana a una barbacoa que vamos a hacer y ya más tranquilos hablar.

-Por supuesto Ellen no hay problema. Por cierto cuéntame como os ha ido este último mes a ti y a los niños en Egipto-pidió Esme sirviéndonos una taza de té a cada uno, mientras miraba a mis espaldas-

-Bueno, pues Matt ha estado con nosotros este tiempo y bueno nosotros…-dijo nerviosa-

-¿Qué pasa, acaso ya no sois pareja?-preguntó algo insegura-

-No es eso Esme, Ellen y yo nos casamos hace algunas semanas. Eres la primera en saberlo ya que no hemos tenido tiempo a decirle nada a Dylan y Phoebe.

-¿Os habéis casado?-dijo tosiendo-

-Sí, nos queremos y bueno…queremos formar la familia que siempre hemos deseado-dijo Ellen apretando mi mano, a la vez que sonreía-

-Vaya, pues me alegro por vosotros chicos, os lo digo de verdad.

-Gracias-contestamos-

-Esme, si nos disculpas nos vamos ya, tenemos que comprar las cosas para la barbacoa de mañana y hacer otros mandados, además de visitar a mis padres-contestó Ellen-

-Claro, entonces nos vemos mañana, cuando vuelva Peter le digo que quieres hablar mañana con él y ya esta ¿vale?

-Vale Esme, hasta mañana-nos despedimos-

Mientras Ellen estuvo hablando con Esme, pude ver el reparto del salón y la entrada tan exquisitamente decorados e imaginé algo así para Ellen y para nuestra pequeña familia.

Ya dirección a San Francisco, me desvié hacia el hospital que quedaba antes del supermercado y aparqué en el primer  sitio libre que encontré. Bajamos del coche y entramos tomados de la mano, nerviosos por la respuesta que nos darían en los próximos minutos.

La enfermera nos dijo que el ginecólogo había tenido una urgencia con una paciente y que no nos podía atender, pero que si queríamos otro doctor que también había estudiado ginecología, nos podía ver, a lo que los dos asentimos.

Ante nuestra respuesta, la enfermera entró a una consulta, avisó al doctor y nos hizo pasar.

-Señores Witlock´s, pasen por favor

-Gracias-respondí a la enfermera-

-Suerte

-Bien, me pueden decir ¿por qué necesitan de mis servicios?-contestó una voz familiar-

-¿Justin?-dijo Ellen impresionada-

-¿Ellen, Matt….vosotros sois los Witlock?-preguntó sorprendido-

-Así es Justin-contesté-

-No sabía que estabais en América y menos aún que estabais en San Francisco.

-Llegamos ayer en la noche-contestó Ellen-

-Entendido, ahora vamos a lo importante, veníais ¿a por la píldora anticonceptiva?-aventuró Justin-

-No precisamente, en realidad Ellen lleva sintiéndose algo mal unos días y sospechamos….-empecé-

-¿Qué esté embarazada? Entiendo, Ellen ve al baño y hazte esta prueba de embarazo, en unos minutos saldremos de dudas.

-Claro Justin, ahora vuelvo-dijo besándome-

Una vez Ellen cerró la puerta, Justin me preguntó.

-Pensé que os cuidabais,  si está embarazada Drew y Alex pensaran que tu eres su padre y…

-Justin, Ellen y yo nos casamos hace casi un mes en Egipto y los niños saben que no soy su padre. Además si está embarazada estamos seguros de que se pondrán felices, ya que cuando les dimos la noticia de nuestra boda, nos pidieron un hermano y bueno es lo único que nos falta para ser completamente felices.


-¿Estás seguro de eso?, Matt, Ellen es como una hija para mí además de la madre de mis nietos, no quiero verla sufrir de nuevo, no si mis nietos están en medio. ¿Pensasteis en las consecuencias de esto? No os amáis, incluso podría decir que Ellen sigue enamorada de mi hijo y si pensáis que con un hijo eso pasará os habéis equivocado. Un niño es algo muy importante y cambiará tanto vuestras vidas como la de mis nietos.

-No te preocupes Justin, sabemos lo que hacemos, además tal vez Ellen y yo no nos amemos como dices. Pero sí estamos enamorados el uno del otro, además tenemos de nuestro lado el que hemos vivido juntos desde que Drew y Alex eran unos bebes, nos llevamos bien en todos los aspectos, tenemos los mismos gustos y los dos sabemos que seremos felices juntos.

Sobre Peter tienes razón, Ellen se enamoró de él hace muchos años ya, pero ya no es así, lo que ocurrió con él, nunca lo olvidará.

Si hay algo que tanto Ellen como yo odiamos son las infidelidades, y sé que te dolerá lo que te voy a decir, pero por mucho que tú hijo haya cambiado en estos años, Ellen no lo perdonará nunca, tal vez serán amigos por la unión que tienen con los niños, pero nada más. Peter perdió su única oportunidad.

Ahora la pelota está en mi tejado y con el consentimiento de Ellen, hemos decidido estar juntos y formar la familia que ambos tanto queremos.

-Espero no metáis la pata, de verdad.

-No te preocupes Justin, como ha dicho mi marido, estamos enamorados, ambos amamos a Drew y a Alex, y como dijo Matt, Peter perdió su oportunidad. Como le hemos dicho hace un rato a Esme, mañana Peter sabrá de los niños y dependiendo del resultado tomaremos o no unas u otras decisiones.
Pero lo que si quiero dejar claro, es que por ningún motivo me alejaré de mi marido, ni de mis hijos-contestó Ellen sorprendiéndonos a los dos-

Ante su respuesta sonreí.

-Toma Justin.

-Gracias y siento lo de hace un momento, solo quiero lo mejor para mis nietos y bueno, supongo aún tenía esperanzas de que tú y Peter volvieseis juntos. Bueno veamos si vuestra familia aumentará o no.

Diez minutos después la alarma que Justin había puesto, nos hizo dar un bote, tomarnos las manos y escuchar los resultados de ese test.

-Bueno chicos ya estoy aquí, veamos esos resultados-dijo Justin entrando por la puerta, con unas bebidas en la mano-siento el retraso había mucha gente en la cafetería.

-No pasa nada Justin, solo dinos ya-demandó Ellen-

Nervioso, le sonreí a mi mujer y escuchamos el resultado.

-Felicidades vais a ser papás-dijo Justin con una pequeña sonrisa, ante el pequeño gritito de Ellen-

-¿Dio positivo?-pregunté emocionado-

-Sí y parece que está de un mes y medio más o menos, según esto.

-Otro bebé, gracias amor-dijimos Ellen y yo a la vez, haciéndonos reír-

-Bueno os hago una ecografía, unas recetas de lo que tienes que tomar y ya está-dijo Justin dándonos las recetas-

Cuando salimos del hospital, tanto Ellen como yo, estábamos como en una nube todavía, después de escuchar los rápidos latidos de nuestro bebé, la sonrisa y las lágrimas de alegría surcaban nuestras mejillas, y así entramos al supermercado a comprar todo lo necesario para la barbacoa de mañana.

Una vez todo comprado volvimos a casa, comimos, jugamos un poco con los peques y después nos fuimos a descansar. 

Bueno en realidad, Ellen descansó y yo no dejé de observarla mientras dormía, además acariciaba con cuidado su vientre, pensando en la sorpresa que se llevarían todos mañana cuando lo dijéramos y en como sería nuestra bebé. Ya que en lo más profundo de mí ser, deseaba que nuestro bebé fuese una preciosa niña, igual a su madre.


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