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COMO SABÉIS LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN Y LAS HISTORIAS QUE ADAPTARÉ TENDRÁN EL NOMBRE DE LA AUTORA AL FINAL DE CADA HISTORIA


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25 abril 2013

Una Noche Capitulo 10


Capítulo 10

Le dieron de alta en el hospital al día siguiente. Regresó al hotel, en donde April Young la recibió con cariño maternal.

Sólo Dios sabía qué explicación dio a Damon de su accidente, pero con certeza no era la verdadera. Lo averiguó frente a una taza de té que, en son de bienvenida, le ofreció April.


—Debes haberte aterrorizado cuando creíste que alguien trataba de meterse en la tienda. Supongo que, después de vivir en Londres, cualquier ruido extraño debe alarmarte, mas sólo era Damon que verificaba que todo estuviese en orden ya que vio tu luz encendida. Comentó que al llamar a tu puerta te sobresaltó y caíste, pero que, para tu fortuna, dejaste la puerta principal abierta y así pudo entrar. Me alegro de que ya estés bien.

En el hospital le recomendaron que tomase las cosas con calma durante unos días, pero la casa ya estaba lista y ansiaba mudarse. Sus pedidos ya estaban llegando y su anuncio solicitando una asistente aparecería en el periódico; tenía mucho que hacer para perder el tiempo esperando. Ya contaba con la mayor parte de sus muebles y los anaqueles de la librería estaban en su sitio.

Ocupó su casa nueva, a mediados de la semana. Bonnie insistió en ayudarla, impidiéndole cargar cajas pesadas.
La respuesta al anuncio fue abrumadora. Seleccionaría entre las solicitudes de empleo y entrevistaría a media docena de candidatas.

La esperaba un verano muy atareado. Primero, la recepción para la inauguración de la librería; luego, vendría el festival de verano y, antes de que se diese cuenta, llegaría noviembre y el nacimiento de su hijo. Después de cenar, no obstante sentirse muy cansada, bajó a acomodar los libros nuevos.

El seleccionar qué libros pedir fue una de las tareas más difíciles y confiaba en que su elección hubiese sido acertada. Por necesidad, tendría que asignar un gran espacio a las ediciones populares y todavía analizaba la posibilidad de incluir tarjetas de felicitación y papel para regalos. Además, una amiga comentó que era muy raro encontrar en el pueblo pinturas, pinceles y lienzos para los artistas. Casi siempre tenían que ir hasta Gloucester, y Elena analizaba la posibilidad de llevar esa línea de productos.

El festival de verano se efectuaría en menos de un mes, a mediados de septiembre, explicándole Bonnie que también era para celebrar el inicio de las cosechas.
Proyectaba hacer la fiesta de inauguración en la primera semana de septiembre y, a sugerencia de Bonnie, contrató a dos agrupaciones femeninas para que se encargaran del servicio.

—Son muy buenas en eso y así ganarán algún dinero para reparar el techo de la iglesia.

Empezó a acomodar los libros, en su mayoría diccionarios y libros de consulta, en los anaqueles.
Si se casaba con Damon tendría que abandonar todo eso. Se sorprendió de lo poco que le importaba ya. Le sería fácil separar la casa de la tienda, arrendar la primera y conseguir quién administrase la segunda. Su presencia sería necesaria en la granja, como esposa de Damon. Tuvo una sensación de placer al imaginarse casada con Damon; pero, de pronto, volvió a la realidad al recordar su reacción al decirle que aceptaba su propuesta matrimonial.

Qué irónico era que después de rechazar cualquier relación con él, en el momento en que ella decidió que su amor y necesidad de él eran más importantes que sus temores, Damon fuese quien daba marcha atrás.

La euforia la abandonó y se dejó hundir en la desesperación.
Estaba en lo cierto cuando temía enamorarse de él, se dijo al terminar la tarea de acomodar libros.
La velada se presentaba interminable ante ella. ¿Qué estaría haciendo Damon? Su madre ya estaba en casa, quizá cenaban juntos o, quizá, Damon estaría trabajando en algún sitio de la granja.

El teléfono sonó y, presurosa, acudió a tomar la llamada, mas sólo se trataba de Bonnie que la invitaba a almorzar con ellos el domingo. Elena quería aceptar, pero con seguridad Damon estaría allí y a él correspondía la siguiente jugada. No quería que llegara a pensar que trataba de empujarlo al matrimonio o cualquier otra cosa, por lo que se negó.

El rumiar su dolor no iba a hacerle ningún bien, se dijo. Tenía mucho por hacer y el trabajo la ayudaría a sacar a Damon de su mente. Laboró hasta tarde, pero no le fue posible olvidarse de él, y al meterse en la cama, recordó que allí le hizo el amor y que se volvió en su contra cuando descubrió la verdad. Se dijo que fue tonto de su parte el dar a su supuesto marido el nombre de su amiga, pero se atemorizó al enterarse de que Damon estaría muy cerca de ella y ése fue el primer nombre en el que pensó.

El descanso en el hospital debió serle benéfico, decidió dos días más tarde después de una visita de rutina que puso término a cualquier duda que abrigara respecto a su salud y la del niño. Los dos se encontraban en perfecto estado de salud y, como premio adicional, estaba tan llena de energía que había realizado más trabajo que el que nunca anticipó.

Miró la hora, mientras conducía. Contaba con menos de una hora para la primera entrevista de la tarde. Entrevistaría a seis chicas. Mientras estuvo en la televisora, tuvo jóvenes a sus órdenes, por lo que no abrigaba ningún temor a contratar a una colegiala.

Llegó a la librería con media hora de antelación y, al recordar la recomendación médica de ganar más peso, se preparó un generoso almuerzo a base de vegetales. Acababa de recoger la mesa cuando oyó que llamaban a la puerta de la librería. La primera solicitante resultó ser una tímida chica de dieciocho años, con el cabello desaliñado y temerosos ojos azules. Elena logró relajarla e inició la entrevista.

Cerca de las seis despidió a la última candidata. Revisó las notas que había tomado. La decisión estaba hecha, pero quería estar segura.

A las siete se levantó y se desperezó. Sí, estaba en lo cierto. La chica que mejor la impresionó era un tanto estrafalaria en el peinado y en el vestido, mas era inteligente, la mayor de cuatro hijos y, por tanto, acostumbrada a tratar con niños. Sumó bien las operaciones aritméticas que Elena le ordenó, sin errores y sin la ayuda de una calculadora. También trabajó en una tienda en un empleo temporal, y Elena confiaba en poder enseñarla a hacerse cargo de algunas tareas administrativas. Mordisqueó la pluma y analizó los nombres anotados en su libreta.

Mary White era el nombre de la primera chica que entrevistó. Demasiado retraída y tímida para asumir responsabilidad plena del negocio, pero detectó en ella un buen potencial. Con un poco de ayuda... Volvió a morder la pluma y tomó la decisión. Ofrecería trabajo de medio tiempo a Mary, habría ocasiones en las que necesitaría a las dos chicas. Como en Navidad, por ejemplo. Sacó su máquina de escribir portátil y empezó a trabajar.

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