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BIENVENIDOS A TOD@S A ESTE BLOG, ESPERO QUE DISFRUTÉIS LEYENDO LAS ADAPTACIONES DE CRÓNICAS VAMPÍRICAS.

COMO SABÉIS LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN Y LAS HISTORIAS QUE ADAPTARÉ TENDRÁN EL NOMBRE DE LA AUTORA AL FINAL DE CADA HISTORIA


GRACIAS

04 marzo 2013

Mentiras Capitulo 09


Capítulo 09
Damon no se movió, siguió abrazando a Elena mientras trataba de analizar  lo que  acababa de ocurrir. Aparentemente, no era  más que  un  apasionado encuentro sexual.  De hecho, uno  de los mejores  que había  tenido en su vida.

Pero  sabía que  significaba  mucho más. No había sido sólo sexo. De haberlo sido,  su corazón no  se sentiría como  en ese momento, lleno  de emociones y de esperanza.

Siempre habían funcionado muy bien  en  ese terreno, pero  lo que  acababa de  ocurrir había  sido mucho más intenso, mucho más importante.

Le acarició  suavemente la espalda  a Elena y le dio un  tierno beso  en  la cabeza.  Después,  se separó  de ella lo suficiente para  poder mirarla a los ojos. Vio mucho dolor  en ellos y fue cómo  sentir  una  bofetada. Parecía  frágil y asustada.

Se preguntó si estaría  así por  su culpa  o por  lo que  acababa de pasar.  Esperaba que  no  se arrepintiera de lo que había  ocurrido.

–¿En qué estás pensando? Dime que no lo lamentas, Elena. Eso no lo soportaría –susurro él con la voz cargada de emoción.

Ella negó  con la cabeza y suspiró  aliviado.

 Le acarició  la mejilla. La deseaba y quería volver con  ella. Ya no le importaba lo que  le había  hecho. Después  de romper con  Elena, había  tenido varios meses para analizar  su relación y se había dado cuenta de que  también él había  tenido parte  de culpa. Creía  que  había  trabajado demasiado y no  se había ocupado de ella como se merecía.

Por un motivo u otro,  las cosas se habían torcido y estaba  decidido a descubrir las causas para  no volver a caer en los mismos errores.

Sin poder resistirlo, le besó la frente y después los párpados. Plantó  otro  beso  más en  la mejilla  y uno en la boca. Sintió que volvía a excitarse.

–¿Estás cómoda de  lado?  –le preguntó él–. ¿O preferirías estar encima?

Sin esperar a que  respondiera, la tomó  entre sus brazos y la hizo girar hasta tenerla sentada a horcajadas sobre él.

Era increíble volver a estar así con ella. Cerró  los ojos para  tratar de calmarse  y respiró profundamente. No había  podido evitar perder el control la primera  vez y esperaba poder durar más y alargar  así el placer  para los dos.

Elena apretó los muslos contra sus caderas  y se levantó  ligeramente antes  de  volver a sentarse. Comenzó  a acariciarle las caderas.  El embarazo había engordado sus pechos, los pezones eran  más oscuros y grandes. Se le hizo la boca agua al verlos así, estaba deseando saborearlos de nuevo. Jugó con ellos entre los dedos  hasta  que  Elena se quedó sin respiración, sintió  como  los músculos  de su sexo se contraían y tuvo que  detenerse durante unos  segundos para  no terminar antes de tiempo.

–Me encanta tu cuerpo. Estás preciosa embarazada, Elena. No puedo dejar de tocarte, me vuelves loco.

Le regaló entonces una sonrisa que consiguió llegarle al alma.
Elena tomó  sus manos  y se apoyó en ellas para  levantar  levemente las caderas,  como  había  hecho unos  minutos antes.  Cada vez le costaba  más no dejarse llevar.

–Me vuelves loco –murmuró de nuevo.

Ella volvió a sonreír. Sin soltarle  las manos,  comenzó  a moverse  lentamente, siguiendo el ritmo que marcaba su propio placer.

Se miraron a los ojos y mantuvieron ese contacto visual durante todo  el tiempo, hasta  que  no  pudo aguantar más.

Elena comenzó a jadear,  parecía estar a punto de llegar  al clímax.  Él también estaba  cerca,  pero  esperó a que llegara  ella antes.  Cuando lo sintió, la abrazó con fuerza y tomó  entonces las riendas de los movimientos.  La acarició  y la besó mientras le decía  lo bella que  era. No tardó en alcanzar  el orgasmo, fue un momento increíble.

Ella se dejó caer sobre su torso y lo besó en el cuello.
 Se dio cuenta de que no podía  vivir sin ella, tenía que  asegurarse de que  no  volviera a dejarlo. Sentía que Elena le pertenecía, era su hijo el que crecía en su vientre  y vio con claridad lo que tenía  que hacer.  Ella lo necesitaba y él estaba deseando cuidar de ella.

Estaba  dispuesto a olvidar  el pasado  y esperaba que  ella quisiera retomar la relación. Después  de todo,  no era él quien la había  traicionado.

–¿Te apetece desayunar en la cama? –le preguntó él entonces.

–Me encantaría. Además, creo que no podría moverme aunque quisiera  –confesó  Elena.

Sonrió  al oírlo. Nada le apetecía más que quedarse en  la cama  con  ella. De hecho, esperaba poder convencerla para pasar así todo  el día.

–Voy a pedir que  nos suban  algo para  comer  –le dijo él–. Ahora  vuelvo –agregó  mientras le daba  un beso en la nariz.

Se separó  de ella y se sentó  en la cama.  La miró por encima del hombro y vio que le había  robado la almohada. No pudo evitar echarse a reír.  Era algo que siempre había  hecho.

–No te la voy a devolver –murmuró ella.

–No te preocupes, no  hay nada  tan  importante para mí como el confort de mi chica –repuso él.

Elena levantó  las cejas al oírlo  y se quedó mirándolo.

–¿Lo soy? –le preguntó entonces ella.

–¿El qué?

–Tu chica –repitió Elena–. Necesito  saber qué significa  lo que  ha pasado.  ¿Volvemos a estar  juntos? No sé muy bien qué es esto y no pienso  dar nada  por sentado.

Respiró  profundamente al oírlo.  Era un tema delicado. No quería echar  a perder todo  lo que habían conseguido durante las últimas horas.

 –Eso depende de ti –dijo él–. Creo  que  yo te he dejado muy claro  lo que  quiero y hacia  dónde me gustaría  que  fuera  la relación. Eres tú la que  tiene que decidir lo que quieres.

–Mi cabeza  me dice que  sería una  idiota  si aceptara tu proposición –murmuró Elena.

–¿Y qué te dice el corazón? Elena suspiró.

–Mi corazón me dice que esto es lo que quiero. ¿Y qué  te dicen  tus sentimientos, Damon? ¿De verdad quieres esto?

–Sí, Elena, lo quiero. Lo deseo  tanto  que  la idea de que te vayas de mi lado me rompe el corazón.

–Pero yo nunca me fui de tu lado –le dijo Elena.

–No hablemos de eso, ¿de acuerdo? Pasara lo que pasara  entonces, el hecho es que  no  quiero que  te vayas ahora. No podría soportarlo.

–De acuerdo –susurró ella.

Lo dijo tan bajito que apenas  lo entendió.

–¿De acuerdo?

–Quiero quedarme. No sé qué  va a pasar,  pero quiero intentarlo.

Sintió un alivio tan grande al oír sus palabras  que se quedó sin aliento. Le entraron ganas de abrazarla con fuerza  y no soltarla  jamás, pero  se controló. No quería asustarla.

–Vamos a hacer  mucho más que  intentarlo –le prometió él–. Vamos a conseguirlo, Elena. Esta vez, lo lograremos.

1 comentario:

  1. mm.. me molesta que el hable como si fuese la única victima¡ que ganas tengo de que se entere de lo que paso de verdad. quiero ver su cara¡ jaja gracias y espero el próximo¡ >^.^<

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