El resto de semana no fue nada en especial, íbamos a
clase, los chicos nos recogían, comíamos en mi casa o la de Peter y hasta el
día siguiente.
Y así llegamos al viernes, un día antes de que fuese
el concurso, tenía que ir a Foster City porque el profesor del curso de cocina
quería hablar conmigo, y esta vez Dylan vendría conmigo, ya que tenía que
hablar con el entrenador del equipo de baloncesto, por lo que habíamos quedado
que después de clases nosotros dos íbamos a hacer nuestras cosas y después los
cuatro nos encontrábamos en casa de mi novio, para terminar de organizar todo
para mañana.
-Buenos días-dije algo indispuesta-
-Buenos días cariño, ¿has dormido bien?-preguntó
papá-
-Sí aunque creo que me voy a enfermar, me duele todo
el cuerpo y tengo algo de angustia, seguramente comer tanto helado anoche, no
me sentó bien.
-A ver cielo, deja que te tome la temperatura-dijo
mi madre-
Tocó mi frente y después tomó mi pulso.
-Todo parece normal, tómate si quieres una aspirina
y si sigues sintiéndote mal después de clases, vamos al hospital.
-Vale.
-Buenos días-dijo feliz mi hermano-
-Buenos días-contesté echando la cabeza en la mesa-
-He peque ¿estás bien?-dijo mi hermano-
-Sí solo que comí demasiado helado de chocolate
anoche-dije con un intento de sonrisa-
-Venga te llevo a clase, no quiero que tengas algún
accidente.
Me levanté de mi asiento sin probar bocado y salí
dirección al coche.
-Deberías comer algo-dijo mi hermano-
-Tengo el estómago cerrado y nada más pensar en
comida me dan ganas de vomitar-dije cerrando los ojos-
-Pero al menos échale algo al estómago, ya que te puede bajar la
presión o el azúcar-
-Vale papá oso, nos vemos luego-dije bajando del
Jeep-
-Cuídate y si te sientes mal, llámame y vendré a por
ti corriendo-dijo bajando la ventanilla del coche-
-No te preocupes, hasta luego-dije entrando a clase-
El día pasó más o menos normal, seguía con el estómago
cerrado y me estaba empezando a sentir mareada, asique tomé un sobre de azúcar
y me lo tomé, minutos después, abrí los ojos, los cuales no sabía cuando los
había cerrado y salí dirección a la cafetería.
-Hola, deme un zumo de naranja y una manzana por
favor-le dije a la camarera-
-Aquí tiene, gracias
Busqué a Alia y la vi sentada en una mesa junto a la
ventana.
-Hola Alia
-Hola Ellen-dijo algo nerviosa-
-¿Ocurre algo?-pregunté extrañada por su
comportamiento-
-No, solo algo nerviosa porque llegue
mañana-contestó-
-¿Seguro?
-Sí Ellen no te preocupes.
-Vale-dije mordiendo la manzana-
Las siguientes clases fueron tan aburridas como
siempre y al fin llegó la hora de salir de allí, asique de forma rápida cogí
mis cosas y salí en busca de mi hermano. Cuando lo vi Alia estaba con él, no
precisamente hablando.
-Hola chicos-dije interrumpiendo su largo saludo-
-Hola enana, ¿estás mejor?-me preguntó-
-Sí no te preocupes-dije saludando a Peter-
-¿Estás enferma?-me preguntó-
-No, solo que comí demasiado helado de chocolate
ayer.
-Vale-dijo con voz extraña-
-¿Ocurre algo Peter?
-No nada, solo que te quiero-dijo besándome de forma
profunda-
-Yo también te quiero tontito-dije dándole un pico-
-Ellen vamos, ya tendremos tiempo luego de estar con
ellos el resto de tarde-me urgió Dylan-
-Voy, nos vemos luego amor-dije subiendo al Jeep-
En media hora más o menos llegamos a Foster City, Dylan
me dejó en la academia y él se fue dirección a la universidad, que estaba a dos
cuadras de mi academia. A las cinco los dos habíamos terminado, y después de
comer algo en un local de comida rápida, salimos dirección San Francisco.
Dylan empezó a aumentar la velocidad y pronto
paramos en la casa de Peter, yo estaba algo mareada por la velocidad, Dylan
cogió la llave que Peter guardaba bajo la maceta y abrió la puerta.
Cuando entramos al salón, nunca imaginamos ver lo
que teníamos delante, Peter estaba subiéndose los pantalones y Alia
abrochándose la camisa.
En ese mismo instante mi mundo se derrumbó, mi mejor
amiga y mi novio, acababan de acostarse en el sofá del salón de este, donde
hacía un mes, nosotros lo habíamos hecho, de pronto todo me empezó a dar
vueltas hasta que todo se quedó negro.
-¿Estará bien?-dijo una voz-
-Sí, solo hay que esperar los análisis para ver cómo
está.
-Dylan-dijo otra voz a lo lejos-
-¿Qué hacéis aquí?-contestó mi hermano cabreado-
-Queremos saber cómo está Ellen-dijo otra voz-
-No es vuestro problema, largaros de aquí.
-Dylan, osito, lo siento yo no, solo…
-No me interesa Alia, nos habéis engañado,
traicionado y a los dos.
-Dylan por favor, déjame explicarte-dijo la otra
voz-
-No, largaros de aquí, ya nos habéis hecho demasiado
daño a Ellen y a mí. Dejadnos en paz, no quiero veros aquí, y tampoco os
acerquéis a mi hermana.
-Dylan….
-Largo-casi gritó mi hermano-
Yo en ese momento ya estaba llorando, al saber que
todo lo que vi fue verdad, mi novio y mi mejor amiga, nos habían engañado a los
dos y no sabíamos por cuanto tiempo, y no lo quería saber, solo espero que el
curso termine rápido para no volverlos a ver más.
En ese momento entró Dylan.
-Hola hermosa-dijo con un intento de sonrisa-
-Hola-dije con voz algo ronca-
-¿Cómo estás?-preguntó tocando mi mano-
Yo solo negué intentando aguantar las lágrimas.
-Tranquila, lo sé, yo también lo siento-dijo
abrazándome, a la vez que dos pequeñas lágrimas salían de sus ojos-
Nos abrazamos, hasta que un médico nos interrumpió
con cara seria.
-Señor Sweeney-dijo mirando a mi hermano-
-Sí-contestó, separándose de mí-
-Necesito hablar con usted, es urgente-dijo
mirándolo-
-Hable, lo escuchamos-dijo sentándose a mi lado-
-Está bien-dijo el médico suspirando-he recibido
noticias desde el hospital de Phoenix…
-Siga- contestó mi hermano-
-Es sobre el señor y la señora Sweeney.
-¿Qué les ha pasado a mis padres?-dije empezando a
llorar-
-Lo siento muchachos, tuvieron un accidente cuando
iban a coger un avión dirección a Foster City…
-¿Pero ellos están bien?-pregunté temiéndome lo
peor-
-Lo siento mucho, de verdad…no pudieron hacer nada
por ellos…
Esas palabras no dejaban de repetirse en mi cabeza. “No
pudieron hacer nada por ellos”, “no pudieron hacer nada por ellos”, “no
pudieron hacer nada por ellos”.
Ante esa noticia, no pude evitar gritar por todo lo
que había pasado, odiaba a todos por lo que me pasaba. Dylan me abrazó llorando
tanto o más que yo lo hacía, susurrándome palabras de aliento, pero al final
tuvieron que venir a ponerme un sedante, para poder tranquilizarme.
Cuando abrí los ojos, ya era de día, a fuera llovía
fuerte acompañando a mi estado de ánimo, Dylan dormía con su cabeza en mi cama,
mientras sujetaba mi mano con la suya, aún podía ver restos de lágrimas en sus
mejillas, acaricié con cuidado su cabeza, y en ese momento una enfermera entró
en la habitación.
-Buenos días ¿cómo se encuentra?
-Bien-dije con voz ronca-
Ella solo asintió.
-Pronto vendrá el doctor a hablar con usted-dijo con
una amable sonrisa-por cierto siento lo de sus padres.
-Gracias-dije volviendo a derramar lágrimas-
Miré hacia la ventana pensando en todo lo ocurrido,
y en cómo afrontar todo a partir de ahora. Un movimiento a mi lado me sacó de
mis pensamientos.
-Hola-saludó mi hermano con voz ronca-
-Hola-saludé-
-¿Ya ha venido el médico?-preguntó-
-No, supongo estará por venir, estoy deseando de ir
a casa-dije suspirando-quiero despertar de una vez de esta pesadilla.
-Ojalá fuese una pesadilla-dijo tocando mi cabeza-te
quiero hermanita.
-Y yo a ti Dylan-dije abrazándolo-
-Siento interrumpir chicos-dijo el doctor-voy a
mirar si todo está bien y ya os digo los resultados de las pruebas.
-Claro-contesté-
Empezó a mirar las máquinas y a apuntar todo en una
libreta, luego miró el gotero y apuntó algo también.
-Bien parece ser que todo está en orden, en unos
minutos te traerán el desayuno y podrás marcharte a casa.
-Doctor ¿salió todo bien en las pruebas?-preguntó mi
hermano-
-Pues sí traigo buenas noticias, o al menos eso
creo-dijo rascando su oreja-
-¿Y bien?-lo apresuró Dylan-
-Señorita Sweeney, está usted embarazada-dijo el
doctor-
Nada más salir esas palabras de su boca, me quedé es
shock, estaba embarazada de Pe…él. El
doctor siguió hablando pero yo ya estaba en otro lugar, aún no podía creer lo
que dijo. El doctor me miró con una pequeña sonrisa, yo solo negaba incrédula
una y otra vez.
-No-susurré llorando-
-¡No!-grité, tapándome los ojos-
-Ellen-me abrazó mi hermano- todo saldrá bien, los
cuatro estaremos bien te lo prometo-dijo llorando con una pequeña sonrisa en el
rostro-
-¿Cuatro?-pregunté hipando-¿qué cuatro?
-Ellen, el doctor dijo que por el nivel de hormonas
o algo parecido, indica que es un embarazo múltiple-dijo mirándome-
No me lo podía creer, no solo estaba embarazada,
sino que era doble, ¿podría ocurrir algo peor en este día? además de la
traición de mi novio y mi mejor amiga, la muerte de mis padres y saber que
estoy embarazada por partida doble.
Pronto me dieron el alta, con la promesa de que
descansaría lo suficiente, hasta la hora del entierro de nuestros padres, Dylan
me ayudó a subir al coche para partir a nuestra solitaria casa.
Durante todo el camino
observé todo lo que me rodeaba de forma
distinta a horas antes, supongo que por todo lo que había pasado en las últimas
24 horas. El cielo estaba de un color gris tan oscuro, que parecía que se nos
iba a caer encima de un momento a otro, en todo el bosque había tal oscuridad,
que parecía nos acompañaba en nuestro dolor, los árboles parecían tan altos y
escalofriantes que asustaban y luego estaba el silencio….no sé que daba más miedo si todo lo que nos
rodeaba, o aceptar que a partir de ahora Dylan y yo viviríamos solos en esa
casa que tantos recuerdos nos traía.
Cuando Dylan paró delante de nuestra casa, un
escalofrío recorrió mi espalda y tomando aire, entré junto a mi hermano a
nuestra casa.
Nada más entrar el olor inconfundible de nuestros
padres nos asaltaron, al igual que las imágenes de nuestro último día juntos,
antes de irse de viaje. Estábamos tan felices….
En ese momento el sonido del teléfono, irrumpió el
silencio que nos rodeaba.
Mientras Emm contestaba el teléfono, yo subí a la
habitación de mis padres, para tumbarme en su cama y sin tener conciencia
alguna, me quedé dormida. No soñé nada, supongo que por el cansancio después de
tantas noticias malas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario