Hola

BIENVENIDOS A TOD@S A ESTE BLOG, ESPERO QUE DISFRUTÉIS LEYENDO LAS ADAPTACIONES DE CRÓNICAS VAMPÍRICAS.

COMO SABÉIS LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN Y LAS HISTORIAS QUE ADAPTARÉ TENDRÁN EL NOMBRE DE LA AUTORA AL FINAL DE CADA HISTORIA


GRACIAS

26 febrero 2013

Shades Capitulo 03 Parte 01


La única cosa buena acerca de estar sin auto es que en el bus en mi camino al trabajo, puedo conectar mis audífonos en mi iPad mientras está seguro en mi bolso y escuchar todas las maravillosas melodías que Damon me ha dado. Para el momento en que llego a la oficina, tengo la más ridícula sonrisa en mi rostro.
Ty mira hacia mí y me hace una toma doble.


—Buenos días, Lena. Te ves… radiante. —Su observación me pone nerviosa. ¡Qué inapropiado!

—Dormí bien, gracias, Ty. Buenos días.
Arruga la frente.

—¿Puedes leer estos por mí y tener reportes de ellos para la hora de almuerzo, por
favor? —Me alcanza cuatro manuscritos. Ante mi expresión horrorizada, agrega—:
Solo los primeros capítulos.

—Seguro. —Sonrío con alivio, y me da una amplia sonrisa de vuelta.

Enciendo la computadora para empezar a trabajar, terminando mi late y comiendo
una banana. Hay un correo electrónico de Damon.

De: Damon Salvatore
Asunto: Entonces ayúdame.
Fecha: 10 de Junio, 2011 08:05
Para: Elena Gilbert
Espero que hayas desayunado.
Te extrañé anoche.
Damon Salvatore
Gerente General, Salvatore Enterprises Holding Inc.


De: Elena Gilbert
Asunto: Libros antiguos…
Fecha: 10 de Junio, 2011 08:33
Para: Damon Salvatore

Estoy comiendo un plátano mientras tipeo. No he desayunado por muchos días, así que es un paso adelante. Amo la aplicación de la Biblioteca Británica, he comenzado a releer Robinson Crusoe… y por supuesto, te amo.
Ahora déjame sola, estoy tratando de trabajar.
Elena Gilbert
Asistente de Ty Hyde, Coordinador Editorial, AIPS

De: Damon Salvatore
Asunto: ¿Es todo lo que has comido?
Fecha: 10 de Junio, 2011 08:36
Para: Elena Gilbert
Puedes hacerlo mejor que eso. Vas a necesitar tu energía para rogar.
Damon Salvatore
Gerente General, Salvatore Enterprises Holdings Inc.


De: Elena Gilbert
Asunto: Peste
Fecha: 10 de Junio, 2011 08:39
Para: Damon Salvatore
Sr. Salvatore… Estoy tratando de trabajar para vivir… y es usted el que rogará.
Elena Gilbert
Asistente de Ty Hyde, Coordinador Editorial, AIPS

De: Damon Salvatore
Asunto: ¡Atrévete!
Fecha: 10 de Junio, 2011 08:36
Para: Elena Gilbert
Porque señorita Gilbert, amo un desafío…
Damon Salvatore
Gerente General, Salvatore Enterprises Holdings Inc.

Me siento sonriendo a la pantalla como una idiota. Pero necesito leer estos capítulos para Ty y escribir reportes sobre ellos. Colocando los manuscritos en mi escritorio, empiezo.

A la hora del almuerzo me dirijo a la tienda de comida rápida por un sándwich de pastrami y escucho la lista de reproducción en mi iPad. En primer lugar está Nitin Sawhner, alguna canción mundial llamada Homelands, es buena. El Sr. Salvatore tiene un ecléctico gusto en música. Retrocedo, escuchando la pieza clásica, Fantasia on a Theme de Thomas Tallis por Vaughn Williams. Oh, Cincuenta tiene sentido del humor, y lo amo por eso. ¿Se irá de mi rostro alguna vez esta estúpida sonrisa?
La tarde cae. Decido en un momento de descuido, enviar un correo electrónico a Damon.
De: Elena Gilbert
Asunto: Aburrida…
Fecha: 10 de Junio, 2011 16:05
Para: Damon Salvatore
Girando mis pulgares.
¿Cómo estás?
¿Qué estás haciendo?
Elena Gilbert
Asistente de Ty Hyde, Coordinador Editorial, AIPS


De: Damon Salvatore
Asunto: Tus pulgares
Fecha: 10 de Junio, 2011 16:15
Para: Elena Gilbert
Deberías venir a trabajar para mí.
No estarías girando tus pulgares.
Estoy seguro de que podría darles un mejor uso.
De hecho, puedo pensar en un sin número de opciones…
Estoy haciendo las aburridas y usuales fusiones y adquisiciones.
Es todo muy aburrido.
Tus correos electrónicos en AIPS son monitoreados.
Damon Salvatore
Distraído, Gerente General, Salvatore Enterprises Holdings Inc.

Oh mierda. No tenía idea. ¿Cómo infiernos sabe eso? Frunzo el ceño a la pantalla y rápidamente reviso los correos electrónicos que nos enviamos, eliminándolos mientras lo hago.
Puntualmente a las cinco y media, Ty está en mi escritorio. Es viernes de vestir informal así que lleva puestos unos jeans y una camisa negra. Luce muy casual.

—¿Bebidas, Lena? Usualmente nos gusta ir por una rápida al bar cruzando la calle.

—¿Nos? —pregunto esperanzada.

—Sí, más de nosotros vamos… ¿vienes?

Por alguna razón desconocida, que no quiero examinar más de cerca, el alivio fluye a través de mí.

—Me encantaría. ¿Cómo se llama el bar?

—Cincuentas.

—Estás bromeando.

Me mira extrañado.

—No. ¿Significa algo para ti?

—No, perdona. Los encontraré allí.

—¿Qué te gustaría tomar?

—Una cerveza por favor.

—Genial.

Hago mi camino a los servicios y envío un correo electrónico a Damon desde el
BlackBerry.

De: Elena Gilbert
Asunto: Encajarás perfectamente.
Fecha: Junio 10, 2011 17:36
Para: Damon Salvatore
Iremos a un bar llamado Cincuentas.
La rica veta de humor que podría sacar de esto es infinita.
Estoy ansiosa por verlo ahí, Sr. Salvatore.
A x


De: Damon Salvatore
Asunto: Peligro
Fecha: 10 de Junio, 2011 17:38
Para: Elena Gilbert.
La minería es una muy, muy peligrosa ocupación.
Damon Salvatore
Gerente General, Salvatore Enterprises Holding Inc.

De: Elena Gilbert
Asunto: ¿Peligro?
Fecha: 10 de Junio, 2011 17:40
Para: Damon Salvatore
¿Y tu punto es…?

De: Damon Salvatore
Asunto: Simplemente…
Fecha: Junio 10, 2011 17:42
Para: Elena Gilbert.
Haciendo una observación, señorita Gilbert.
Te veré dentro de poco.
Más temprano que tarde, nena.
Damon Salvatore
Gerente General, Salvatore Enterprises Holdings Inc.

Me reviso a mí misma en el espejo. Qué diferencia puede hacer un día. Tengo más
color en mis mejillas y mis ojos están brillando. Es el efecto Damon Salvatore. Un
pequeño enfrentamiento por correo electrónico puede hacerle eso a una chica.

Sonrío al espejo y enderezo mi blusa azul pálido, la que Niklaus me compró. Hoy
llevo puestos mis jeans favoritos, también. La mayoría de mujeres en la oficina
usan ya sea jeans o faldas vaporosas. Necesitaré invertir en una falda vaporosa o
dos. Quizás lo haré éste fin de semana y cobre el cheque que Damon me dio por
Wanda, mi Beetle.
Mientras salgo del edificio, escucho que dicen mi nombre.

—¿Señorita Gilbert?

Me giro expectante, y una cenicienta joven mujer se me acerca cautelosamente.
Luce como un fantasma, tan pálida y extrañamente vacía.

—¿Señorita Elena Gilbert? —repite, y sus rasgos permanecen estáticos a pesar
de que está hablando.

—¿Sí?

Se detiene, mirándome desde cerca de medio metro de distancia en la acera, y la
miro de regreso, inmovilizada. ¿Quién es ella? ¿Qué quiere?

—¿Puedo ayudarte? —pregunto. ¿Cómo sabe mi nombre?

—No… solo quería mirarte. —Su voz es inquietantemente suave. Como yo, tiene
cabello oscuro que claramente contrasta con su piel clara. Sus ojos son marrones,
como el bourbon, pero vacíos. No hay vida en ellos. Su hermoso rostro está pálido,
y grabado con dolor.

—Disculpa; me tienes en desventaja —digo educadamente tratando de ignorar el
hormigueo de advertencia en mi columna vertebral. En una inspección cercana, se
ve extraña, desaliñada y descuidada. Sus ropas son dos tallas más grandes,
incluyendo su gabardina de diseñador.

Ríe, un extraño y discordante sonido que solo incrementa mi ansiedad.

—¿Qué es lo que tienes que yo no? —pregunta tristemente.





Mi ansiedad se transforma en miedo.


—Disculpa, ¿quién eres?

—¿Yo? No soy nadie. —Levanta su brazo para pasar su mano a través de su
cabello largo hasta el hombro, y mientras lo hace, la manga de su abrigo se levanta,
revelando una venda sucia alrededor de su muñeca.
Santa mierda.

—Buen día, señorita Gilbert. —Girándose, sube por la calle mientras me quedo
clavada en el suelo. Veo como su delgada figura desaparece de la vista, perdida
entre los trabajadores entrando y saliendo de varias oficinas.
¿De qué iba esto?

Confundida, cruzo la calle hacia el bar, tratando de asimilar qué acaba de pasar,
mientras mi subconsciente asoma su fea cabeza y me sisea: Ella tenía algo que ver con
Damon.
Cincuentas es un bar cavernoso, impersonal con banderines de beisbol y posters
colgando de las paredes. Ty está en el bar con Elizabeth, Courtney, la otra
coordinadora editorial, dos chicos de finanzas y Claire de recepción. Ella está
usando sus pendientes de aro de marca registrada.

—¡Hola, Lena! —Ty me alcanza una botella de Bud.19

—Salud… gracias —murmuro, aún tambaleante por mi encuentro con la chica
fantasma.

—Salud. —Chocamos nuestras botellas, y continúa su conversación con Elizabeth.
Claire me sonríe dulcemente.

—Así que, ¿cómo estuvo tu primera semana? —pregunta.

—Bien, gracias. Todos parecen muy amigables.
—Pareces mucho más feliz hoy.
                                                             
19 Bud: Marca de cerveza Estadounidense.




Me sonrojo.
—Es viernes —murmuro rápidamente—.  Entonces, ¿tienes planes para este fin de
semana?

Mi técnica de distracción patentada funciona y estoy salvada. Clare resulta ser una
de siete niños, y viene de una gran familia toda junta en Tacoma. Se vuelve muy
animada y me doy cuenta de que no he hablado con ninguna mujer de mi edad
desde que Katrina se fue a Barbados.

Distraídamente me pregunto cómo están Katrina… y Elliot. Debo recordar
preguntarle a Damon si ha oído de él. Oh, y Ethan, su hermano, regresará el
próximo martes, y va a quedarse en nuestro apartamento. Puedo imaginar que
Damon no va a estar feliz por esto. Mi anterior encuentro con la extraña chica
fantasma se desliza fuera de mi mente.

Durante mi conversación con Claire, Elizabeth me alcanza otra cerveza.

—Gracias —le sonrío.

Es fácil hablar con Claire, le gusta hablar, y antes de que me dé cuenta, voy por mi
tercera cerveza, cortesía de uno de los chicos de finanzas.
Cuando Elizabeth y Courtney se van, Ty se une a Claire y a mí. ¿Dónde está
Damon? Uno de los chicos de finanzas engancha a Claire en una conversación.

—Lena, ¿piensas que tomaste la decisión correcta viniendo aquí? —La voz de Ty
es suave, y está parado un poco demasiado cerca. Pero he notado que tiene
tendencia a hacer eso con todos, incluso en la oficina. Mi subconsciente entrecierra
los ojos. Estás leyendo demasiado en esto, me reprende

—He disfrutado esta semana, gracias, Ty. Sí, pienso que tomé la decisión
correcta.

—Eres una chica muy brillante, Lena. Llegarás lejos.
Me sonrojo.

—Gracias —murmuro, porque no sé qué más decir.





—¿Vives lejos?

—El distrito Pike Market.

—No muy lejos de mí. —Sonriendo, se mueve incluso más cerca y se apoya contra
el bar, efectivamente atrapándome—. ¿Tienes planes para este fin de semana?

—Bien… uhm…

Lo siento antes de verlo. Es como si mi cuerpo entero estuviera en sintonía con su
presencia. Me relaja y me enciende al mismo tiempo, una extraña dualidad interna,
y siento ese extraño pulso de electricidad.
Damon corre su brazo alrededor de mis hombros en lo que parece un casual
despliegue de afecto, pero sé que es diferente. Está apostando una reclamación, y
en esta ocasión, es bienvenida. Suavemente besa mi cabello.

—Hola, nena —murmura.

No puedo evitar sino sentir alivio, seguridad y excitación con su brazo alrededor
de mí. Me jala a su lado, y lo miro hacia arriba mientras mira a Ty, su expresión
impasible. Girando su atención a mí, me da una breve sonrisa torcida seguida de
un beso ligero. Está vistiendo su chaqueta azul marino de raya diplomática por
encima de unos jeans y una abierta camisa blanca. Luce comestible.
Ty se arrastra hacia atrás incómodamente.

—Ty, este es Damon —murmuro en tono de disculpa. ¿Por qué me estoy
disculpando?—. Damon, Ty.

—Soy el novio —dice Damon con una pequeña fresca sonrisa que no alcanza sus
ojos y sacude la mano de Ty. Miro hacia arriba a Ty quien está mentalmente
asesinando al magnífico espécimen de masculinidad enfrente de él.

—Soy el jefe —replica Ty arrogantemente—. Lena mencionó un exnovio.
Oh, mierda. No quieres jugar este juego con Cincuenta.

—Bueno, no un ex por mucho tiempo —replica Damon calmadamente—. Vamos,
nena, hora de irnos.

—Por favor, quédense y acompáñennos con una bebida —dice Ty lisamente.
No pienso que sea una buena idea. ¿Por qué es esto tan incómodo? Miro a Claire,
quien está, por supuesto, mirando fijamente, con la boca abierta, y con franca
apreciación carnal a Damon. ¿Cuándo dejaré de preocuparme por el efecto que
tiene en otras mujeres?

—Tenemos planes —replica Damon con su enigmática sonrisa.
¿Los tenemos? Y un escalofrío de anticipación corre a través de mi cuerpo.

—En otra ocasión será —agrega—. Vamos —me dice mientras toma mi mano.

—Los veo el lunes. —Les sonrío a Ty, Claire y los chicos de finanzas, tratando
fuertemente de ignorar la expresión no tan complacida de Ty, y sigo a Damon
hacia la puerta.

Niklaus está al volante del Audi, esperando junto a la acera.

—¿Por qué esto se sintió como un concurso de meadas20? —le pregunto a Damon
mientras abre la puerta del auto para mí.

—Porque lo fue —murmura y me da su enigmática sonrisa mientras cierra mi
puerta.

—Hola, Niklaus —digo y nuestros ojos se encuentran en el espejo retrovisor.

—Señorita Gilbert. —Niklaus asiente con una sonrisa genial.
Damon se desliza a mi lado, tomando mi mano, y gentilmente besando mis
nudillos.

—Hola —dice suavemente.

Mis mejillas se ponen de color rosa, sabiendo que Niklaus puede oírnos, agradecida
de que no puede ver la abrasadora, mirada quemadora de bragas que me da
Damon. Me toma toda mi resistencia no saltar sobre él aquí, en el asiento trasero
del auto.
                                                            
20 Concurso de meadas: En el original Pissing Contest, se refiere a un concurso de marcar territorio.



Oh, el asiento trasero del auto… hmm. Mi Diosa interior toma su barbilla suavemente
en tranquila contemplación.

—Hola. —Exhalo, mi boca se seca.

—¿Qué te gustaría hacer esta tarde?

—Pensé que dijiste que teníamos planes.

—Oh, sé qué me gustaría hacer, Elena. Te pregunto qué te gustaría hacer a ti.
Le sonrío radiantemente.

—Ya veo —dice con una malvada sonrisa lasciva—. Entonces… es comenzar a
rogar, entonces. ¿Quieres rogar en mi apartamento o el tuyo? —Inclina su cabeza a
un lado y me sonríe con su oh-tan-sexy sonrisa.

—Pienso que está siendo muy presuntuoso, Sr. Salvatore. Pero para variar, podemos ir
a mi apartamento. —Muerdo mi labio deliberadamente, y su expresión se oscurece.

—Niklaus, al de la señorita Gilbert, por favor.

—Señor. —Niklaus asiente y se dirige hacia el tráfico.

—Entonces, ¿cómo ha estado tu día? —pregunta.

—Bien. ¿Y el tuyo?

—Bien, gracias.

Su ridícula amplia sonrisa refleja la mía, y besa mi mano otra vez.

—Luces adorable —dice.

—Como tú.

—Tu jefe, Ty Hyde, ¿es bueno en su trabajo?
¡Guau! ¿Es este un repentino cambio de dirección? Frunzo el ceño.

—¿Por qué? ¿Es acerca de su concurso de meadas?
Damon sonríe.
—Ese hombre quiere entrar en tus bragas, Elena —dice secamente.
Me pongo carmesí mientras mi boca cae abierta, y echo nerviosamente un vistazo a
Niklaus. Mi subconsciente inhala fuertemente, sorprendida.

—Bien, él puede querer todo lo que guste… ¿por qué incluso estamos teniendo
esta conversación? Sabes que no estoy interesada en él de ninguna manera. Es solo
mi jefe.

—Ese es el punto. Él quiere lo que es mío. Necesito saber si es bueno en su trabajo.
Me encojo de hombros.

—Eso creo. —¿A dónde va con esto?

—Bien, mejor te deja sola, o se va a encontrar a sí mismo con el trasero sobre la
acera.

—Oh, Damon, ¿de qué hablas? No ha hecho nada malo. —…Aún. Solo ha estado
demasiado cerca.

—Hace un movimiento, me dices. Eso es llamado brutal bajeza o moral, o acoso
sexual.

—Fue solo una bebida después del trabajo.

—Eso espero. Un movimiento y está afuera.

—No tienes esa clase de poder. —¡Honestamente…! Y antes de que ruede mis ojos
hacía él, la comprensión me golpea con la fuerza de un camión de carga con exceso
de velocidad—. ¿Lo tienes Damon?

Damon me da su enigmática sonrisa.

—Estás comprando la compañía —susurro con horror.
Su sonrisa se desliza en respuesta al pánico en mi voz.

—No exactamente —dice.

—La compraste. AIPS. Ya.

Parpadea hacia mí, cautelosamente.

—Posiblemente.

—¿Lo hiciste o no?

—Lo hice.
¿Qué demonios?

—¿Por qué? —Jadeo, apaleada. Oh, esto es simplemente demasiado.

—Porque puedo, Elena. Te necesito a salvo.

—¡Pero dijiste que no interferirías con mi carrera!

—Y no lo haré.
Quito mi mano de la suya.

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