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BIENVENIDOS A TOD@S A ESTE BLOG, ESPERO QUE DISFRUTÉIS LEYENDO LAS ADAPTACIONES DE CRÓNICAS VAMPÍRICAS.

COMO SABÉIS LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN Y LAS HISTORIAS QUE ADAPTARÉ TENDRÁN EL NOMBRE DE LA AUTORA AL FINAL DE CADA HISTORIA


GRACIAS

02 febrero 2013

Matrimonio Español Capitulo 09


CAPÍTULO 09
Damon miró el pedazo de sábana atrapado en la puerta y esperó con impaciencia que Elena abriera para sacarla. Pero no lo hizo. ¿Qué estaba haciendo ella? ¿Se había quedado allí simplemente? Su irritación y nivel de ira finalmente se habían aplacado un poco, pero amenazaban con elevarse de nuevo ahora. Fue y abrió la puerta, sólo para encontrar la sábana arrugada en el suelo y
la habitación iluminada con la luz tenue que desentonaba con sus nervios.


La cama estaba vacía. ¿A dónde había ido? Se acercó con cautela a la puerta del baño, ni siquiera estaba seguro de por qué se sentía obligado a entrar en la habitación, después de todo. Estaba a punto de tocar a la puerta cuando oyó un ruido suave, un sonido penetrante que nunca había escuchado en su vida y que le hizo erizar los pelos de la nuca y helar la sangre.


Su mano estaba aún levantada para llamar a la puerta. Abrió la boca pero no pudo articular su nombre. El sonido ahora era más fuerte, y era tan primitivo, tan privado, que Damon retrocedió, dejando caer la mano lentamente. Una imagen le vino a la cabeza, la de su cara cuando le dijo que debería haberse mantenido alejada... y también lo otro, acerca de su muerte.


En el momento en que las palabras habían salido de su boca quiso tragárselas de nuevo, pero ya era demasiado tarde, y antes de que hubiera sido capaz de evaluar las consecuencias de decirlas y de cómo pudo haberse expuesto a sí mismo, su reacción le hizo desviar la atención. Se había quedado en un silencio pétreo, pálida como la sábana que la envolvía y sus ojos perdieron intensidad. Se había encerrado en la fría concha que él recordaba tan bien. Era como si lo que le había dicho realmente la hubiera herido. ¿Y si ella no era más que una calculadora, una heredera caza fortunas buscando sacar provecho de su matrimonio, porqué no había tratado de adularlo en la cama? Lo podría haber hecho fácilmente.


Él no podía disimular su vergonzosa atracción, lo hacía arder de una manera que nunca antes había experimentado, superando incluso a lo que le había hecho salir un poco de su caparazón, sorprendido luego de la reveladora y explosiva noche de bodas.


Pero no había hecho nada por irlo persuadiendo en la cama. Y ahora estaba a oscuras en el cuarto de baño, emitiendo ese tipo de sonido que Damon sabía que nunca podría olvidar. Pero no podía entrar allí. Sabía por instinto que ella creía que no tenía testigos, e inmiscuirse sería inapropiado. Así que se fue, meditando acerca de lo que ella había hecho hasta ahora, y lo que eso podía significar. Todo estaba dando vueltas de nuevo, la claridad, como siempre, era ridículamente esquiva.


Desde hacía un par de días Elena evitaba a Damon, aún dolida y en carne viva después del altercado. Él no hizo ningún intento para volver a llevarla a la cama de nuevo, o de venir a la suya. Tampoco había vuelto a mencionar lo de mudarse, pero Elena se había puesto en contacto con un agente en Osuna y eso pendía en el aire alrededor de ellos ominosamente. Pero esa noche en la cena,  después  de  una  conversación  dolorosamente  forzada,  la  sorprendió diciéndole que ella y Nick debían visitar Sevilla al día siguiente. Por primera vez en dos días Elena sintió dentro de ella una chispa. Ella dijo que sí, sin saber si su oferta era tan benigna como sonaba. Cuando después de cenar le preguntó a Elena si podía ir a su estudio, ella lo siguió con cautela, manteniendo la vista apartada de su pura fuerza física, vestida en jeans gastados y un suéter ligero.


Se mantuvo de pie resueltamente detrás de una silla, aunque su cuerpo se sentía débil. Un hambre furioso comenzó a  correr por  su  sangre ante  su proximidad, pero evidentemente la pasión de Damon se había consumido. Y de ninguna manera iba a revelar su propia vulnerabilidad a él.


Observó cómo abría su cajón y sacaba algo pequeño y brillante. Rodeó la mesa y se lo entregó.


–Aquí tienes, es un teléfono móvil –


Ella lo miró, confusa –Pero tengo mi propio teléfono. No necesito el tuyo –


–Lo vas a necesitar si vas a salir por tu cuenta y llevar a mi hijo contigo –


Sus ojos se encontraron –Es mi hijo también –


Él apretó la mandíbula –Este teléfono tiene todos mis números almacenados en caso de que algo suceda –


– ¿Qué demonios puede pasar? –


–Sólo ten cuidado, salimos frecuentemente en los periódicos después de esa noche en Sevilla. La gente sabe que estás de nuevo en escena y eso nos hace vulnerables a Nick, a ti y a mí.


Elena sintió un escalofrío de temor. No era tonta, obviamente un hombre tan rico como Damon podría ser el objetivo para todo tipo de cosas. Ella siguió ignorado el teléfono.


–No tenemos que ir a Sevilla… –


Damon se irritó. ¿No podía ver que estaba haciendo esto por ella? Desde que la había oído llorar la otra noche y de haber sido testigo del repliegue sobre sí misma,  él  estaba...  atemorizado. Quería  una  reacción,  hacerle  hacer  algo. Quería verla durante el día hoy, así como por la noche. Su cuerpo palpitaba


inquieto  y  trataba  de  que  sus  ojos  no  vagaran  con  avidez  sobre  ella, mientras permanecía de pie frente a él.


Estaba tan distraído que apenas se dio cuenta de que ella finalmente aceptó el teléfono –Todavía no veo la diferencia con el mío –


Damon sacudió la cabeza –Si pasa algo simplemente presionas con el marcado rápido el número uno, y también enviaré a Hernán con ustedes, así estaré seguro de que están a salvo –


Elena giró el  teléfono para arriba y  hacia abajo, levantó la  vista por  un segundo y luego se lo guardó. Había una intensidad en los ojos de él que ella no podía comprender y que debilitaba sus piernas. Tenía que salir de allí. Se dispuso a marcharse pero al llegar a la puerta él la llamó.


Ella se volvió.


–Te veré en la oficina. Las chicas estarán deseando ver a Nick –


Por un momento sus palabras banales la llenaron de puro regocijo, para todo el mundo era como si esto fuera normal, como si fueran una pareja felizmente casada discutiendo los planes para el día siguiente. Y luego, con la misma rapidez, Elena se dio cuenta, lo vio todo claro como el cristal. ¿Cómo pudo ser tan estúpida? La ira la invadió, rápida y fulgurante. Volvió a entrar a la oficina agarrando el teléfono.


Manteniéndolo extendido le dijo –No se trata en absoluto de la seguridad,
¿verdad? –


Damon tuvo el descaro de mirarla desconcertado.


–Tienes miedo de que me vaya con Nick a la más mínima oportunidad, ¿no? Estás poniéndome a prueba –


Dos manchas rojas coloreaban sus mejillas y estaba temblando. A Damon lo tomó  realmente  por  sorpresa.  No  había  pensado  esto,  y  ahora  se  sentía estúpido para no haberlo previsto. Porque estaba claro que eso era lo que predominaba en la mente de ella. Rodeó el escritorio.


– ¿Inhibe tu estilo que yo sepa dónde estás a cada momento de tu jornada? –


Elena quería tirarle el teléfono en la cara, sentía que se le clavaba en la palma. Hubiera querido decirle que no quería ir a Sevilla, pero sabía que este era un paso importante en el proceso de toma de confianza con Nick. Sin embargo las palabras se le escaparon con tono de impotencia – ¿Cuándo vas a confiar en que tengo las mejores intenciones en lo que a Nick se refiere? –


Los ojos de él brillaban con un azul tormentoso cuando la miró –Oh, tal vez en la doceava parte de nunca –


Elena retrocedió y luego arremetió de nuevo –Envía un ejército con nosotros si lo deseas, Damon. No me importa –


Pero sí le  importaba, ella lo sabía, pensó mientras se alejaba y subía las escaleras.


Damon se volvió y se sentó detrás de su escritorio, mesándose el cabello. A pesar de que ella había estado de pie allí, burlándose de él por su propia falta de sospecha, en todo momento había estado consciente de ella. De su cuerpo, de la subida y bajada de sus pechos suaves debajo de la camisa. La deseaba, ya fuera como amante o como esposa, en su cama. Y odiaba admitir que había sido ridículamente consolador ver la chispa regresar a sus ojos, después de dos días en los que únicamente se había animado cuando veía a Nick.


Después de la otra noche había jurado no volver a tocarla, pero sabía que eso era demasiado para su voluntad. La mujer estaba haciéndolo girar y ni siquiera se daba cuenta. Pero si lo hiciera, si sospechara por un segundo que...


Su teléfono sonó y respondió secamente. Oyó la voz de su asistente – ¿Qué...?
¿Nada? – Pasó la mano por su pelo de nuevo –Sí, quiero que siga buscando. No deje ninguna piedra sin mover. Ella no pudo haber desaparecido de la faz de la tierra –


Colgó el teléfono. También odiaba este impulso de descubrir por sí mismo exactamente dónde había estado todo este tiempo. Hombre precavido vale por dos, decían. Estaba claro que ella había tratando de decirle, pero él no quiso escuchar sus mentiras antes de tener la verdad en sus propias manos.


Al día siguiente Elena miró el teléfono por un largo tiempo. Parecía brillar con malevolencia. Finalmente, en el último segundo, lo tiró en la bolsa de las cosas de Nick. Sería infantil no llevarlo, y ella no tenía dudas de que Damon se aseguraría de que se lo llevara.


No pudo evitar emocionarse mientras instalaba a Nick en su asiento de bebé en el Jeep. Pensar en estar en Sevilla ya no la asustaba más, por estos días se sentía mucho más segura. Al fin subieron, ella en la parte de atrás con Nick y Hernán conduciendo. Con la mano se despidió de Caroline Lucía, que estaba en los escalones.


Luego Elena se distrajo, porque Nick estaba de mal humor y requería atención. Lo atendió por unos minutos, buscando agua y una galleta, así que no vio a Hernán ralentizar la marcha hasta detenerse en las afueras de la pequeña ciudad.


Miró a su alrededor y preguntó en español – ¿Está todo bien? –


–No hay problema. Un coche está averiado y  reconocí a  mi primo. Voy a comprobar que esté bien... –


Ella miró por la ventanilla trasera. El coche averiado estaba a cierta distancia detrás de ellos. Era evidente que Hernán primero lo había pasado y luego se había dado cuenta. Siguió haciendo muecas y jugando con Nick, y de vez en cuando miraba al otro coche.


Lo que vio le congeló la sangre y su paró su corazón. Mientras miraba a Hernán acercarse al coche, un hombre salió de debajo del capó con una llave y le golpeó la cabeza. Fue tan increíble e irreal que Elena literalmente no daba crédito a lo que estaba viendo sus ojos, ni siquiera cuando vio a otro hombre emerger de la parte trasera del coche. Hernán cayó al suelo, y el hombre con la llave comenzó a acercarse al Jeep.


Estaba conmocionada, sin poder moverse, pero finalmente, cuando estaba a unos pocos segundos de distancia y vio el pasamontañas de color carne, entró en acción y buscó a tientas las cerraduras de las puertas. Sólo había un pensamiento en su cabeza: Nick.


Pero fue demasiado tarde. La puerta del lado de Elena se abrió, y el hombre la agarró y la sacó tan rápido y con tal violencia que su cabeza daba vueltas. Él le gritaba en español, pero no podía encontrarle ningún sentido a lo que decía. Luego llegó el otro hombre, que también la agarró y le preguntó en voz queda –
¿Habla español? –


Ella sacudió la cabeza otra vez, para tratar de aclararla, pero el hombre lo tomó como un no.


–Estúpido, Hernán dijo que ella era inglesa. No habla español. Toma al niño –


Elena se obligó a aclarar su mente. El instinto de protección pasó a primer plano y le dio coraje. Se dirigió hacia el otro lado del jeep, donde estaba Nick, balbuceando en inglés. Sabía que tenía una ventaja si pensaban que no los entendía.


Llegó a la puerta antes que ellos, despotricando en inglés. Y funcionó. Los dos hombres la miraron, y luego se les oyó decir – ¡Déjale que tome al niño! ¿Qué importa? No quiero retener a un mocoso gritón, ¿acaso tu sí? –


El otro gruñó y le indicó a Elena que abriera la puerta. Ella lo hizo. Las manos le temblaban tanto que demoró una eternidad en deshacer las correas del asiento de Nick y auparlo, y en un momento de cegadora claridad también agarró el bolso. Nick sintió la tensión de inmediato y empezó a gemir.


Los hombres la empujaron con rudeza y la encaminaron hacia el otro coche. Todo sucedía en una terrible cámara lenta, y paradójicamente, tan rápido que antes de que Elena se diera cuenta uno de los hombres la había cacheado. Ahora estaba sentada en la parte trasera del coche, con los brazos firmemente envuelto alrededor de Nick. La carne de Elena aún sentía el serpenteo de los dedos del hombre que había cacheado su trasero.


Uno de ellos le vendó los ojos, luego se metió en la parte delantera y encendió el motor, alejándose con un chirrido de neumáticos. No podía permitirse tener miedo. Piensa, piensa, piensa. Se repetía las palabras como un mantra. El teléfono. Tenía que encontrarlo y llamar a Damon de alguna manera. Si no lo hacía pasarían horas antes de que se dieran cuenta. Rezó para que el teléfono no timbrara. Hizo callar y calmar a Nick apretándolo firmemente contra su pecho, y luego con una mano libre comenzó a revolver la bolsa. Lo encontró, y luego sintió una mano grande sobre la suya, deteniéndola. Su corazón dio un vuelco doloroso.


–Agua – dijo ella con urgencia –Agua para mi bebé –


–Está bien, ella sólo quiere agua. ¡Que la busque! –


La  mano  se  alejó  de  ella  y  Elena  siguió  buscando. Encontró el  agua  al instante, y luego buscó el teléfono. A punto de perder la esperanza, y temerosa de que el hombre tomara la bolsa y sacara el agua por sí mismo, por fin lo encontró. Podría haber llorado de alivio. Era tan pequeño que lo pudo meter en su mano, detrás de la botella.


Cuando sintió que Nick tomaba la botella en sus propias manos, subrepticiamente movió  la  suya  detrás  de  él,  para  ocultar  lo  que  estaba haciendo. Los hombres ahora hablaban discutiendo. Elena aprovechó y tanteó donde creía que estaba el primer dígito. Entonces presionó y puso toda su fuerza mental en el botón que había apretado.


Sin saber a ciencia cierta si había hecho lo correcto, apretó un botón mientras sentía que el coche desaceleraba y luego giraba hacia lo que ella supuso era una autopista, luego la velocidad aumentó. Aprovechó el momento para lanzar el teléfono al bolso del bebé. ¿Fue su imaginación o había oído la voz de alguien, lejana, pero allí? Elena sabía que si había conseguido contactar a Damon esta podía ser su única oportunidad, así que inclinándose hacia adelante dijo en voz alta, en español – ¿Por qué nos están secuestrando?
¿Adónde nos llevan? ¿Por qué golpeó a Hernán? Podría estar seriamente lesionado, deberían llamar a una ambulancia... –


Hubo silencio durante un segundo, y luego el caos. Ella vio venir el golpe antes de que llegara, pero aún así le sacudió la cabeza de un lado a otro – ¡Ella habla español! –


Nick se echó a llorar otra vez, y Elena lo tranquilizó, a sabiendas de que su paciencia era menos que delgada.


Uno de ellos gritó –Vamos a llevarte lejos por un tiempo, para que tu marido rico piense en lo mucho que vales. Y una vez que lo tengamos... – le detalló con espeluznante precisión lo que harían con ella, y Elena blanqueó su mente. Era la única manera. Afortunadamente Nick parecía haberse apaciguado, lo sentía pesado contra su pecho. Las lágrimas le pinchaban los ojos. No podía creerlo. Si algo le sucedía a Nick... Juró que eso no sucedería. Primero tendrían que pasar por encima de su cadáver.


Después de lo que parecieron horas, yendo por caminos llenos de baches se detuvieron. Elena sabía que habían estado subiendo en altitud pues sentía que sus oídos estallaban. Uno de los hombres la sacó del coche y le arrancó la venda de los ojos. Parpadeó dolorosamente. Nick era un peso muerto, gracias a Dios se había dormido.


–No hay problema en que  veas dónde estamos ahora, porque,  querida, es demasiado lejos como para preocuparse –


La empujó delante de él a una cabaña de piedra. Estaba en lo alto de una montaña, y no había literalmente nada más a la vista, sólo picos escarpados.


Su desesperación aumentó. La cabaña tenía ventanas y estaba fría y húmeda. Fue empujada a una habitación y luego le arrojaron la bolsa del bebé. Al fin solos, pensó Elena poniendo a Nick sobre un colchón y hurgando en la bolsa. Encontró el teléfono pero la pantalla estaba rota. Debió ocurrir cuando la bolsa golpeó el suelo.


Consiguió una manta para recostar a Nick, quien se estaba despertando de nuevo, aturdido y malhumorado. Sólo tenía leche y bocadillos de bebé. Le dio otra galleta, que lo mantuvo entretenido durante otro rato, y luego una mamadera. Le cambió el pañal, tratando de hacer las cosas lo más normal posible.


Claro que ahora su energía estaba en toda su potencia, y no podía culparlo después de haber estado en el coche y la mayor parte del día durmiendo. Trató de que jugara en silencio, pero por supuesto que él no entendía la situación.


Él fue hasta la puerta y se estiró para intentar abrirla, gritando cuando no pudo. Elena había estado buscando en vano algún medio de escape, y se lanzó hacia adelante cuando vio que se abría la puerta, golpeando y haciendo caer hacia atrás a Nick. Éste empezó a llorar, y el hombre se agachó, dirigiendo su enorme mano directamente a la cabeza de Nick.


– ¡No! – Elena gritó y sacó a Nick del peligro. Ella se irguió, jadeando y no tuvo ningún aviso de la mano que llegó, cruzándole la cara. Sintió que su labio se


partía y se tambaleó hacia atrás. El hombre se dirigió a Nick otra vez, pero
Elena, como una tigresa, dio un salto y atrapó Nick contra su pecho.


Su cabeza resonaba y pudo saborear su sangre –No lo toque –


El hombre dio un paso adelante, pero Elena se mantuvo en su trece.


Él se detuvo por un segundo, como si estuviera algo confundido –Si lo escucho simplemente respirar, voy a tirarlo por la montaña –


Se  fue  de  la  habitación y,  temblando,  Elena  fue  al  colchón  y  se  sentó, apretando a Nick contra ella. Estaba tranquilo gracias a Dios, sus grandes ojos la miraban a ella y a su boca cortada. La señaló con un dedo y Elena trató de sonreír, pero el dolor le atravesó la cabeza. Hablaba en voz baja para tratar de calmarlo, y consiguió un pañuelo de papel, tratando de parar la sangre que salía de su labio.


Perdiendo la noción del tiempo y lugar en la penumbra, se encontró cerrando los ojos. Nick se había quedado dormido sobre su pecho, y envolvió la manta alrededor de él para protegerlo del frío. Su cabeza siguió inclinada, y cuando se incorporó de golpe un poco más tarde se encontró que estaba en la misma posición y no tenía ni idea de cuánto tiempo había transcurrido. Estaba tan rígida que sus piernas se habían entumecido y en sus brazos sentía alfileres y agujas.


No obstante, estuvo totalmente despierta en un instante. De pronto sintió algo afuera. Un movimiento, algo... Nick se despertó también, y gimió. Inmediatamente Elena se puso en guardia y se levantó sobre sus piernas temblorosas, sosteniendo a Nick contra sí, envuelto en la manta.


Eran ellos. Lo sabía. Iban a tratar de sacarle a Nick y entonces… su mente
quedó en blanco por el horror de lo que estaba por venir.


La puerta se abrió y una luz fluyó desde una linterna que hizo parpadear a Elena

–Tendrá que  matarme para sacarme a mi hijo. Mi marido está en camino, y sabe exactamente que… –


– ¿Elena? Mi Dios, ¿qué te han hecho? –


Elena pensó que estaba oyendo cosas. Tenía que estar delirando. No podía ser
posiblemente…


– ¿Dam...? –


–Sí. Sí. Soy yo – Su voz no parecía la de él. No podía confiar en que fuera la de él. No podía ser posible. Él entró en la habitación, y más luces brillaban detrás


de él. Elena se sentía sin cuerpo, no estaba segura de estar de pie o sentada o acostada. Todo lo que sabía era que Nick estaba en sus brazos.


Y entonces se puso frente a ella. Alto y oscuro a la luz, y tan hermoso y vital y real. Si se trataba de una alucinación entonces ella podía morir feliz ahora mismo.

1 comentario:

  1. diooos¡ me mataste con el capitulo, fue genial¡ y el trabajador de damon era malo no? por que los secuestradores sabían su nombre¡ bueno gracias por el capitulo y espero con ganas el próximo y saber que pasara¡ y estaría bien ver en el próximo como damon recibe la llamada de elena y se muere de miedo por ellos dos jaja.. que sufra un poquito jaja >^.^<

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