Ese fue el comienzo de nuestro distanciamiento, los
días y meses siguientes fueron lentos para mí, mis padres apenas y estaban en
casa por el trabajo, Alia me había dejado a un lado porque siempre le surgía
algo y mi hermano entrenaba todos los días. Asique siempre estaba sola y era el
blanco de las bromas de clase por parte de Carol y Amy. No podía seguir así,
cada día me costaba más levantarme y marcharme a clase hasta que un día entendí
todo.
Las cosas que Alia tenía por las tardes era ir a ver
a mi hermano jugar fútbol, un día los vi besándose antes de empezar el
entrenamiento, mi oso no me hablaba y realmente sentía que día a día me moría
por dentro, ¿por qué tuvieron que cambiar las cosas? Poco a poco me fui
distanciando de todos y de todo, me encerraba en mi habitación a leer o
simplemente escuchar música mientras pensaba en todos mis problemas, en clase
mis notas empezaron a bajar pero a nadie le importaba.
Fue antes de fin de curso cuando desesperada por ver
reaccionar a mi familia o a mi amiga, que hice una locura.
Llené la bañera de agua caliente, tomé un frasco de
tranquilizantes para dormir y una cuchilla. Estaba sola en casa como sucedía desde
hacía tiempo, asique no tenía problema alguno. Cerré la puerta del baño con
cerrojo, me desvestí y entré a la caliente agua, las lágrimas recorrían mi cara
a sus anchas, una vez sentada en la bañera tomé un par de tranquilizantes e
hice varios cortes en mis tobillos y muñecas, cuando el olor de la sangre empezó
a llenar mis sentidos, tomé otros cuantos tranquilizantes y esperé con los ojos
cerrados.
Pronto noté como la pesadez se cernía sobre mí tan
rápido como la oscuridad, todo estaba en un silencio espeluznante, solo quería
tener de vuelta a mi familia y amigos, sé que estaba huyendo pero me sentía
sola y era lo más rápido, aunque en realidad no quería morir. Pronto empecé a
ver como la oscuridad se iba yendo,
llegando una resplandeciente luz en su lugar.
Entonces fue cuando aparecí en un lugar muy conocido
para mí, el parque, ese lugar donde pasé la mayor parte de mi infancia junto a
mi hermano, mis padres y mis amigos, hasta que pronto desaparecieron y de nuevo
estaba sola en ese parque, ahora tenía unos 15 años, miraba a mi alrededor y solo veía la lluvia
caer a gran velocidad, mi móvil se empezó a escuchar y la oscuridad se volvió
hacia mí otra vez.
No sé cuánto tiempo pasó, hasta que la luz y el
sonido llenaron mis sentidos, mis ojos pesaban, la garganta me quemaba y la
cara la tenía tirante, escuchaba pasos y gente ir de un lado a otro con prisa,
escuchaba hablar a alguien en el pasillo y a una mujer llorar, una puerta
abrirse…. Y nada….todo otra vez fue silencio, con la diferencia de que me
costaba respirar.
-Ellen…… un médico por favor no puede respirar-gritó
alguien cercano a mí-
Los ojos aún los tenía cerrados, solo quería dormir
un poco nada más….
-Pi…pi….pi…pi-escuchaba a mi lado-
-¿Cómo está?-preguntó un hombre-
-Tenemos que esperar a que los efectos de los
sedantes que digirió se pasen.
-No entiendo, ¿por qué ha hecho algo así?
-¿No notasteis nada raro en ella en los últimos
meses?
-En verdad, apenas paro en casa por los
entrenamientos…,pero de todas formas mis padres siempre han estado pendientes
de ella…
-¿Los has llamado?
-Sí, llegarán en unas horas, fueron a cambiarse.
-Dylan, creo que lo mejor será que Ellen vea a un
especialista, mi mujer Esme es psicóloga y podría ayudarla….
-No sé, yo…debería decírselo a mis padres doctor Canterville.
-Claro hijo no te preocupes, y creo que ya es hora
de que me tutees vas por mi casa desde hace años.
-Lo siento Justin.
-No importa, si hay algún cambio llámame por favor.
-Perfecto.
Estaba cansada pero necesitaba abrir los ojos aunque
me doliese, al principio me costó trabajo abrirlos, pero después los pude
abrir perfectamente aún con la molesta
luz en mis ojos, intenté mover mis brazos pero no podía, realmente me pesaba
todo el cuerpo mucho. Intenté tragar un poco de saliva pero era inútil, tenía
la boca seca por lo que tosí, advirtiendo de que había despertado.
-ELLEN-gritó mi hermano, antes de abrazarme fuertemente
contra su pecho-
Las enfermeras, supongo que alarmadas por su grito
entraron corriendo llevándose una gran sorpresa al verme despierta.
-Mm…no puedo respirar-intenté decir-
-Dylan tranquilo, deberías dejarla respirar.
-¿Qué?-preguntó con el ceño fruncido-
-La estás ahogando muchacho.
-Lo siento hermanita-dijo soltándome, a la vez que
yo tosía en busca de aire-¿estás bien?
Asentí con lágrimas saliendo de mis ojos sin
control, tiempo después llegaron mis padres, los cuales no dejaron de abrazarme
y besarme cada instante, Dylan estaba a un lado mirando por la ventana callado,
seguramente pensando en Alia.
-Puedes irte…si quieres-dije en un susurro-
Mis padres miraron hacia donde yo estaba mirando, y
fruncieron el entrecejo.
-No hace falta que os quedéis aquí……estaré bien….no
pienso suicidarme-dije cerrando los ojos-
-Pues para no querer suicidarte lo has hecho muy
bien-dijo mordaz mi hermano-
-Tienes razón, pero lo único que quería….era….que
todo volviese a la normalidad…quería a papá y mamá de vuelta, a ti, a mis
amigos, a Alia….siempre estabais fuera de casa o trabajando o entrenando, yo
cada vez estaba más sola, no os veía y cuando estabais en casa nadie quería ser
molestado, Dylan por salir a escondidas con Alia y vosotros por vuestras
escapadas a algún lugar, me he pasado los últimos…meses sola en mi habitación
escuchando música y leyendo, cada día me deprimía más y vosotros no estabais
ahí para ayudarme.
Nadie lo estaba, solo estaba yo que cada día estaba más
muerta por dentro por la soledad, me sentía abandonada y solo quería recuperar
al menos a mi familia…-dije llorando e intentado respirar-
-Oh Ellen….lo sentimos tanto mi pequeña…te
prometemos que todo volverá a la normalidad, solo prométenos que hablarás con
nosotros la próxima vez que te sientas así, ¿entendido?
-Lo siento…estoy cansada….-dije bostezando-
-Duerme pequeña, estaremos aquí, cuando despiertes…
Después de eso me llegó un profundo sueño…
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