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BIENVENIDOS A TOD@S A ESTE BLOG, ESPERO QUE DISFRUTÉIS LEYENDO LAS ADAPTACIONES DE CRÓNICAS VAMPÍRICAS.

COMO SABÉIS LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN Y LAS HISTORIAS QUE ADAPTARÉ TENDRÁN EL NOMBRE DE LA AUTORA AL FINAL DE CADA HISTORIA


GRACIAS

01 marzo 2013

Mentiras Capitulo 07


Capítulo 07
Damon lo admitió como  si se le acabara de ocurrir, como  si la idea  de casarse  con  Elena no  le gustara, pero  no pudiera hacer  nada  para  evitarlo.  Se quedó mirándola, parecía algo incómodo.

Ella estaba  demasiado atónita para  decirle  nada. Sabía que  Damon no la quería ni confiaba en ella. Pensaba  que  era una  mujerzuela y parecía estar  dispuesto a creer  que ese niño  era suyo, pero  sólo porque su hermano le había asegurado que había usado un preservativo.


Y aun así, quería casarse con ella.
Sin poder evitarlo, se echó  a reír con ganas.

–No era esa la reacción que esperaba –le dijo Damon.

–¿Acaso eran  tus palabras una  proposición de matrimonio? –replicó  ella.

–No. Sí. No lo sé… –balbuceó él–. Me gustaría poder llegar  a esa situación, pero  sé que  aún  tenemos un  largo  camino por  delante. Sólo quiero que me digas que aún te importo lo suficiente como para quedarte aquí y luchar para tratar de arreglar las cosas. Iremos despacio, poco a poco.  No permitiré que vuelva a pasar  algo como  lo que  ha ocurrido en  el restaurante.

–¿Y cómo  vas a conseguirlo? –le preguntó ella–.¿Cómo  vas a lograr  que  me acepten tu familia  y tus amigos? Siempre me decías que eran  imaginaciones mías, pero  sabes que  no es así. Tu madre no me soportaba y tus amigos  no  sabían  qué  habías  visto en mí. Y es obvio que  tu hermano pensó  que  era  además una  mujer  infiel.  Una  opinión que  también aceptaste tú.

Damon se puso de repente en pie y la miró  enfadado.

 –Dijiste que  no  querías hablar del pasado.  O lo hacemos o no, pero  si yo no puedo, tú tampoco –le dijo él–. Limítate a contestarme Elena. ¿Vas a quedarte? ¿Estás dispuesta a intentarlo y ver si podemos volver a ser felices juntos?

La miraba con  impaciencia, esperando una  respuesta,  pero  no era tan fácil. Tenía  que pensarlo.
Le costaba imaginarse de nuevo con él. No quería verse en una  situación en la que la palabra de los demás importara más que  la de ella. Sabía que  no era buena idea,  pero  algo en  su interior se removió  al pensar en la posibilidad de volver a estar con Damon.

Se decía  a sí misma  que  sólo estaría  con  él hasta que naciera el bebé. Para poder descansar todo lo que necesitaba, tener un  techo  sobre  la cabeza  y comida en el plato. Pero también sabía que no iba a poder seguir a su lado sin que su corazón se viera involucrado.

Tenía  que  decidir si estaba  dispuesta a perdonar y olvidar para poder estar con él o si le convenía más romper todo  contacto con  él para  tratar de seguir adelante con su vida.

Otra  posibilidad era  conformarse con  algunos momentos especiales  con el hombre al que amaba  y odiaba  a partes  iguales.
Vio que Damon parecía desolado al ver que no le daba una  respuesta. Recordó haber estado  en esa posición, pidiéndole a alguien que la amara y confiara en ella.

Pero no era una persona vengativa.

–Me quedaré –le dijo entonces.

A Damon se le iluminó la mirada al oírlo.  La rodeó con los brazos y la besó con ternura los labios.
Había  mucha emoción en ese beso y se dio cuenta de que él había  temido de verdad  que lo rechazara. Era como  si la vida estuviera  poniendo a cada uno  en  su sitio y se encargara de que  Damon sufriera tanto  como había  sufrido  ella.

Pero eso no hizo que se sintiera  mejor.  No deseaba que  nadie  sintiera tanto  dolor  como  ella había sentido seis meses antes.

–Pasa la tarde  conmigo, Elena. Tienes que comer. Pediré que  nos traigan comida  y podemos hacer  un picnic  en la playa mientras contemplamos el atardecer. Me encargué de que Jansen  te comprara un bañador por si te apetecía meterte en el agua.

Colocó su mano  sobre la de Damon.

–Me encantaría –le dijo ella.

Damon y Elena fueron hasta la misma sombrilla bajo la que había estado ella esa misma mañana. Él se aseguró de que estaba cómoda. Después, sacó la comida que el restaurante había  preparado y metido en una cesta para ellos dos.

Se sentó  a su lado  y comenzaron a comer. Elena no se dio cuenta hasta ese momento del hambre que tenía.

Comieron en  silencio  unos  minutos, mientras contemplaban cómo  el cielo  iba tiñéndose de cálidos colores  y el sol iba bajando hacia  el horizonte. Cerró  los ojos un instante y dejó que la brisa le fuera aplacando los nervios.

Había  sufrido  mucho durante esos últimos  meses y estaba cansada. Deseaba  poder llevar una vida tranquila,  sin estrés,  aunque sólo fuera  durante unos días. Quería olvidarse  de las noches que  había  pasado en  vela, llorando y dando vueltas en  la cabeza  a todo  lo que había  ocurrido.

Deseaba  vivir en el presente y fingir  que  todo  seguía  igual.  Ese viaje podía  haber sido su luna  de miel.

–¿En qué estás pensando? –le preguntó Damon.

–En este paraíso  y en  lo fácil que  resulta  fingir que todo  está bien –repuso ella mientras lo miraba a los ojos.

–Podríamos fingir,  pero  no tenemos por  qué  hacerlo.

–¿Cómo  te ha ido esta mañana? ¿Has podido solucionar los problemas que había?  –le preguntó ella para cambiar de tema.

–Sí, solo se trataba de un malentendido. Entre  hoy y mañana, podemos arreglarlo. Tengo una  reunión con  los constructores locales y con  el capataz  al que contratamos para que supervisara el proyecto –le dijo Damon–. Si todo va bien, no tendré que hacer  nada más y podremos disfrutar de unos días de descanso.

 –¿Cuándo tienes  que  volver a Nueva  York? –le preguntó ella con el corazón en un puño.
Sabía que  esa fantasía  desaparecería en  cuanto volvieran a la realidad.

–Aún no lo sé, pero  no tengo  prisa –repuso Damon mientras lo observaba–.  Ahora  mismo  prefiero concentrarme en los días que vamos a pasar juntos.

Asintió con la cabeza al oírlo.

–¿Dormirás  conmigo esta noche, Elena? Se quedó boquiabierta.

–No me mires así, no me refería a eso –se disculpó  Damon–. Me gustaría  que  durmiéramos juntos. Dormir, nada más. En la misma cama. Me encantaría dormir abrazado a ti.

La idea de dormir entre sus brazos le atraía más de lo que estaba preparada para admitir. Lo necesitaba.
Respiró  profundamente y asintió con la cabeza. Damon le tomó  la mano  y la apretó con  fuerza.  Siguieron así hasta  que  salieron un par de empleados del hotel  para encender antorchas en la playa. Ya era noche cerrada.

Algunos  minutos después, comenzaron a escuchar la música que llegaba desde  el hotel.
Elena apoyó la cabeza  en el hombro de Damon, cerró los ojos y se concentró en la melodía de esa música mezclada con el relajante sonido  de las olas.

Damon le dio un beso en la mejilla y abrió  los ojos. Miró hacia el cielo y vio una estrella  fugaz.

–Pide un deseo –le susurró ella.

–El mío ya se ha cumplido –repuso Damon–. Pídelo tú.

Cerró  los ojos de nuevo  y lo hizo, pero  no pudo evitar sentir  un gran  pesar  en su corazón. Sabía que algunos  sueños  no llegaban a cumplirse nunca.

Damon se puso  de pie y tiró de ella para  que  se levantara.  Pensó que quería volver al hotel,  pero  la llevó hasta  el borde del mar. La luna  se reflejaba en el agua  y el cielo se había  llenado de estrellas.  Era un momento mágico.

Sin decir  nada,  Damon la abrazó  y comenzaron a bailar  al ritmo  de la lejana  música  que  sonaba  en el hotel.  Estuvieron así un  buen rato,  con  sus cuerpos cada vez más cerca.  Recordó en ese instante lo bien que encajaban, como un sólo ser.

Algún tiempo después, dejaron de bailar. Damon le acarició  el pelo  y le dio un cariñoso beso en la frente. Lo miró  a los ojos, estaban llenos  de necesidad y deseo,  pero  también de  esperanza. Se quedó sin aliento al ver que  se acercaba lentamente y se le hicieron eternos los pocos  segundos que  tardó en besarla. 

Fue el beso más romántico y dulce  que  le habían dado  en su vida. Pensó que le decía mucho más de lo que  aquel  hombre podría haberle expresado con  palabras. Tuvo claro  que  aún  le importaba y también que la deseaba.

Cuando por  fin dejó  de  besarla,  la abrazó  con fuerza y la sostuvo así durante mucho tiempo.

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