Introducción
Miro
a mi alrededor y lo único que veo es oscuridad estoy sola, no veo ni a mis
hermanos ni a mis padres, la noche ha caído y los animales se ocultan nerviosos
entre los árboles, a lo lejos el aullido de un lobo, hace que todo sea más
tenebroso aun.
De
pronto, unos pasos se aproximan, asustada corro lo más rápido posible, alejándome
de ellos noto como alguien me observa y me sigue, por lo que aumento la
velocidad las piernas cada vez me pesan más de la velocidad a la que corro, una
rama se rompe a mis espaldas y eso me asusta más aun, con miedo miro hacia
atrás y sin darme cuenta debido a las prisas tropiezo con las raíces de un
árbol, el ruido que había a mi alrededor cesa, pero sigo sintiendo como si
alguien me observara.
En
ese momento un aire frío recorre mi cuerpo y empiezo a temblar, un estruendo me
sobresalta intento levantarme sin ningún éxito, ya que parece ser que me he
dañado un tobillo, lo vuelvo a intentar otra vez pero un dolor me lo impide de
nuevo, miro a mi alrededor buscando algo con lo que ayudarme para levantarme.
Pero
todo está demasiado oscuro y no puedo distinguir nada, pongo una mano encima de
algo parecido a una piedra, en ese momento noto como algo líquido cae sobre mi
mano, con mi otra mano lo limpio pero vuelve a caer sorprendida levanto la
mirada, algo de lo que me arrepentí segundos después- delante de mí había un
animal enorme y en su boca llevaba algo colgado, al principio no sabía lo que
era y asustada empecé a gatear en sentido contrario a donde estaba esa bestia.
De entre las nubes surgió la luna y entonces
lo vi, no era un monstruo era una especie de lobo tan grande como un oso, de
color negro sus ojos son rojos y aterradores y en su mandíbula cuelga algo que
no puedo apreciar, porque la luna se ha vuelto a ocultar entre las nubes,
cuando esta vuelve a salir, rogué para que se ocultase otra vez, lo que esa
bestia tenía en la boca, era nada más y nada menos que un humano, un
adolescente para ser exactos, un chico delgado pero fuerte con ojos verdes y el
pelo rojizo, conforme la luz llegaba a aquel sitio, más segura estaba de quién
era y no me equivoqué, esa bestia dejó caer a su presa delante de mí y entonces
lo reconocí, claro que era un adolescente, era Samuel mi hermano, las lágrimas
empezaron a descender por mi rostro, al igual que el miedo se extendió a la
misma velocidad por mi cuerpo, la bestia empezó a acercarse a mí, abrió su
hocico y entonces.... otra especie de animal blanco se lanzó contra él, sus
ojos eran azules, aterrada empecé a gritar, mientras esas dos bestias luchaban,
mi cuerpo empezó a temblar y a sudar, empecé a escuchar voces al fondo
llamándome.
Asustada
me levante de la cama sudando, miré a mi alrededor y la habitación estaba a
oscuras y la ventana abierta, lo que hizo que el agua de la tormenta que había
afuera entrara en la habitación.
Encendí
la luz de mi habitación y fui a cerrar la ventana antes de que la habitación se
encharcara, me puse mi bata y fui a ver a mis hermanos. Despacio abrí la puerta
y gracias a Dios, estaba durmiendo plácidamente, me acerqué despacio hasta
llegar a su cama, lo tapé y le di un beso en la frente.
-Solo
ha sido una pesadilla Melisa-dije en voz baja-
Di
media vuelta y cerré la puerta.
-¿Qué
haces?-me preguntó John en el oído, eso me asustó y estuve a punto de gritar-
-Dios
John, me has asustado-le dije mientras me tocaba el pecho, intentando tranquilizarme-
-Has
vuelto a tener pesadillas ¿no?-preguntó mi hermano, mientras me llevaba a la
cocina y me daba un vaso de agua-
-Sí
y esta ha sido repugnante-dije mientras me bebía el agua de tirón-por cierto,
¿de dónde vienes a estas horas?-pregunté-
-Llegué
a las doce, pero viendo la tele me quedé dormido, el ruido de la puerta de
Samuel al abrirse me despertó-dijo tapándose la boca, conteniendo un bostezo-
-Anda
vete a la cama, son las cuatro y mañana tienes instituto-dije-
-Vale,
hermanita me voy a la cama, si quieres puedes dormir conmigo, a mí no me
importa-dijo-
-Gracias
John, pero creo que después de esa pesadilla, no me voy a poder dormir-contesté-
-Lo
que quieras, buenas noches-se despidió dándome un beso en la frente-
Me
senté en el sofá, puse la tele en voz baja y a alguna hora de la madrugada, me
quedé dormida.
Sobresaltada
me desperté eran las siete de la mañana y John y Samuel tenían que ir al
instituto y yo tenía que ir a la academia. Iba a llamarlos cuando ambos
salieron desperezándose de sus habitaciones.
-Buenos
días-dijo Samuel dándome un beso en la mejilla-
-Buenos
días renacuajo-contesté-
-Ahhh,
buenos días enana-dijo John desperezándose-
-¿Has
dormido bien estas horas?-pregunté-
-¿Sí
y tú has descansado algo?-me preguntó-
-Algo,
no sé a qué hora de la madrugada me quedé dormida en el sillón -contesté-
-¿Me
he perdido algo?-preguntó Samuel-
-Sí
el autobús como no te des prisa-dije riéndome- bueno y yo me voy a cambiar de
ropa que tengo que estar en la academia en quince minutos-dije con un trozo de
tostada en la boca-
-
Chicos hoy no creo que venga a comer, la comida la he dejado en el frigorífico
lo único que tenéis que hacer es calentarla.
-Que
tengas un buen día -me dijeron, mientras salían del departamento-
-Vosotros
también-dije ya desde mi habitación
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